Entre Ríos cuenta con 33 áreas naturales protegidas, muchas de las cuales que permiten una convivencia entre producción y conservación. Y mientras muchos locales se han sumado con el ojo puesto en el cuidado ambiental, otros se animaron a dar el salto motivados principalmente por los incentivos que ofrece el gobierno local, de la mano de la Dirección de Áreas Protegidas, como lo es la reducción en el impuesto al inmobiliario rural.
“Hoy en día nosotros acá, en la provincia de Entre Ríos, tenemos una legislación que permite, entre las categorías de áreas protegidas, la creación de una Reserva de Uso Múltiple (normada por la Ley 10.519), que amalgama la conservación con la producción. Aquí los privados pueden proponer crear un área natural protegida en su predio y nosotros, desde la Secretaría de Ambiente, gestionamos esos trabajos. A partir de ahí obtienen no solamente el beneficio de la producción y la conservación, sino también una disminución del impuesto inmobiliario rural establecido por la provincia”, dijo Pablo Aceñolaza, director de Áreas protegidas de Entre Ríos, a Bichos de Campo.
El incentivo, aunque es valido para todos los productores, ha sido mayormente acogido por los ganaderos, cuya actividad es la difundida en la zona. “El Estado es consciente de la necesidad de conservar los ambientes, pero también de que es necesario sostener las producciones agrícolas, sobre todo las ganaderas. Por eso, para la ganadería extensiva tradicional, se están buscando nuevos paradigmas como los MBGI (Manejo de Bosques con Ganadería Integrada), porque entendemos que una cosa no excluye la otra. De ahí que hayamos sumado este beneficio impositivo y sigamos buscando nuevas alternativas y motivos para que los productores se incluyan dentro del sistema”, agregó Aceñolaza.
Aun cuando se buscan perfeccionar o incrementar estos beneficios, lo más relevante de esta iniciativa entrerriana es que el interés por este tipo de manejo debe salir del productor, que considera que en una parte de su campo hay un área que merece ser conservada. Por esta razón, casi el 50% de las áreas protegidas en la provincia están dentro de predios privados.
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“La ley tiene distintos objetivos y distintos destinatarios o clientes. Por eso tenemos áreas naturales que son estatales, provinciales, áreas naturales que son casi urbanas y otras que son municipales. Sin embargo, prácticamente la mitad de las áreas que tiene la provincia dentro del sistema son privadas. Dentro del sistema provincial tenemos 33 áreas protegidas, y de esas unas 17 o 18 son del tipo privada, que son las que tienen hoy en día los beneficios. Generalmente es el productor el que busca integrarse al sistema”, explicó el directivo
Sin embargo, para llevar adelante estas áreas protegidas de uso múltiple, no basta con la buena intención del productor, sino que se necesita de la asesoría de un equipo multidisciplinario que califique las condiciones del lugar, y a su vez dote de herramientas al productivo para que pueda mantener conservado el predio.
Sobre el procedimiento a seguir, Aceñolaza comentó: “A nosotros el productor nos hace una carta de intención, porque cada uno de ellos tiene acceso a una lista de consultores aptos para ayudarlos a confeccionar los planes de manejo. Cuando contrata un profesional para que haga ese plan de manejo, que no es más que una descripción del área donde va a decir qué hay, dónde está, cómo se está usando ese campo, se sigue hacia adelante con los lineamientos de conservación, que se ajustarán al modelo de su área protegida”.
Si bien la iniciativa es meritoria, el funcionario considera que las exigencias impuestas por la Agenda 2030, de mantener un 30% de área rural bajo este tipo de manejo, es una pretensión bastante alta y que depende de varios factores.
“Entre Ríos, dentro del conjunto en Argentina, está entre un 18% y un 20% de conservación de superficie rural protegida Siempre se habla de que lo ideal sea el 30% y creo que es un número muy alto, porque las algunas áreas creadas por ley son muy grandes y no tiene un plan de manejo. Es decir, no tienen la infraestructura, ni el personal de control”, sostuvo.
Por otra parte, aclaró que no todas las áreas protegidas de Entre Ríos son de jurisdicción local. “Del total de superficie protegida que contabilizamos acá, se incluyen parques nacionales, los sitios Ramsar y se incluyen esas áreas que han sido creadas por alguna ley de carácter ambiental. De esas también tenemos dentro del sistema de provisión provincial”, indicó.
-¿Hay posibilidades de que siga creciendo la superficie de áreas protegidas en la provincia, favorecidas por este plan?– le preguntamos.
-Sí, por supuesto. Y estos incentivos son una invitación a que los productores tomen este modelo. Nosotros estamos para propiciar la conservación y la producción. Al mismo tiempo, no la queremos disgregar, no queremos que una cosa vaya en contra de la otra.
Sin menospreciar a los productores más chicos que pudieran estar interesados en sumarse al proyecto, el director de áreas protegidas precisó que, por el momento, el plan es más viable en campos de más de 200 hectáreas, ya que las inversiones en asesoría suelen ser un poco costosas.
“A veces hay campos muy chicos donde realmente el costo para integrar este sistema es un poco alto, porque hay que pagarle a los consultores y hay que hacer algunos manejos específicos dentro del campo. Por lo general promovemos este manejo en campos que tienen 200 hectáreas en adelante, porque se estima que sus producciones ayudan a compensar los costos de esa conciencia ambiental”, afirmó.
-Cuando el productor decide disciplinarse con estas formas de manejo, ¿necesariamente tiene que disminuir la producción?
-Hablar de producción ganadera al estilo tradicional extensivo o hablar de MBGI en la provincia Entre Ríos no es sinónimo de perder producción. Podés tener un gasto inicial en potreros o cosas por el estilo. Pero de ahí en más, no perdés producción y ya estás manejando un criterio conservacionista un poco mayor. Antes el productor decía “¿para qué voy a hacer terrazas si yo voy a estar gastando combustible?”. La provincia de Entre Ríos tiene, como muchas provincias del país un problema, serios problemas de degradación, de erosión, que te producen al mediano y largo plazo una pérdida de productividad.
En este sentido, Aceñolaza dijo que más allá de su deseo de que cambien los manejos en los planteos productivos, hacia una producción mas conservadora del medio ambiente, será los mercados los que a la larga impongan estas reglas.
“Europa está hablando de producción ganadera libre de deforestación. ¿Y qué hacemos con eso? En el número tal vez no te cierra, pero después no tenés mercado. Por eso nosotros estamos tratando de ir cambiando el paradigma, y para mí el productor va a tener que cambiarlo tarde o temprano. Si hay un costo que afecta la rentabilidad asociado a la conservación, hay que asumirlo. Europa está diciendo -o te va a decir- que la degradación, la deforestación, la emisión de dióxido de carbono de la ganadería este hecha en lugares que antes eran bosques. Y se deforestás, ya no lo quieren”, concluyó.