Una joven biotecnóloga de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Fiorella Masoti, desarrolló junto a otros científicos del laboratorio de microorganismos de interés agronómico y ambiental del Instituto de biología molecular y celular de Rosario (IBR-CONICET), un prototipo de biosensor a base de bacterias, capaces de detectar remanentes del herbicida glifosato presentes en el suelo o el agua.
La herramienta fue desarrollada en laboratorios mientras la joven investigadora preparaba su tesis doctoral en instalaciones locales y laboratorios de la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU). Según contó la investigadora, también está diseñada para revelar la presencia de glifosato directamente en el cultivo, a través de una bacteria cuya proteína completamente transparente cambia de color al entrar en contacto con ese principio activo.
“El proyecto del biosensor de glifosato surge como consecuencia del estudio de bacterias capaces de degradar glifosato, que fueron aisladas a partir de suelos agrícolas de la zona núcleo productiva en la provincia de Santa Fe, específicamente de la zona rural de Chañar Ladeado. Se aplicaron herramientas de la biología sintética para diseñar un biosensor bacteriano que pueda detectar glifosato, en primera instancia, en un medio de cultivo. La estrategia consistió en trabajar con una bacteria que puede detectar la presencia del glifosato”, explicó Fiorella a Bichos de Campo.
Sobre la bacteria en cuestión precisó la investigadora. “Se buscó estudiar el metabolismo del glifosato en un aislamiento bacteriano llamado Agrobacterium tumefaciens CHLDO. Se realizó un secuenciamiento de su genoma y se analizaron aquellos genes que se mantenían encendidos frente al agregado de glifosato en el medio de un cultivo. Observamos que algunos genes estaban altamente inducidos y que podrían ser utilizados tanto para dilucidar el mecanismo de activación como la degradación por parte de la bacteria”.
“Este mecanismo no solo pudo aplicarse a muestras de laboratorio, si no que las bacterias fueron inmovilizadas y testeadas para detectar la presencia de glifosato y otros compuestos en muestras de tierra contaminadas. Actualmente la idea es utilizar este biosensor tanto en muestras de suelo como aguas de distintos lugares, para evaluar rápidamente posibles lugares contaminados que requieran un estudio más profundo”, detalló la investigadora.
Este trabajo, que significa un logro de la ciencia argentina aplicada al agro, fue publicado hace algunos meses en la revista internacional ACS Synthetic Biology. El articulo fue una colaboración entre investigadores locales y de Dinamarca . entre ellos el profesosr Pablo Nikel y la destacada investigadora Jorgelina Ottado, quien lidera el IBR-CONICET.
Ahora la joven investigadora continúa buscando soluciones a problemas ambientales, desde el laboratorio IndBioTech Lab de la Universidad de Milano-Bicocca en Milán, Italia. “Siempre me interesaron los temas ambientales y actualmente investigo cómo utilizar bacterias y levaduras con posibilidad de biotransformar en compuestos de alto valor agregado las moléculas derivadas de la degradación enzimática del plástico politereftalato de etileno (PET)”, comentó.