Argentina vive del agro y los políticos que viven de la Argentina no suelen tener ni la más remota idea de cómo funciona el negocio agropecuario, lo que explica, en gran medida, el estado calamitoso en el cual se encuentra el país luego de décadas de políticas desacertadas.
Un ejemplo inocultable de ese estado general de ignorancia lo cometió el legislador porteño y referente de la Libertad Avanza (LLA) Ramiro Marra, quien, luego de leer el título de un artículo de la agencia Reuters, llegó a la apresurada conclusión de que se “viene el boom del campo argentino”.
El artículo en cuestión menciona que el gobierno de China rechazó buques cargados con soja provenientes de Brasil, los cuales fueron despachados por Terra Roxa Comercio de Cereais, Olam Brasil, C.Vale Cooperativa Agroindustrial, Cargill y ADM do Brasil.
Posteriormente, el Ministerio de Agricultura de Brasil comunicó que fue notificado sobre las “no conformidades” encontradas en embarques de soja y que la autoridad sanitaria china indicó que se debió a la detección de residuos de agroquímicos y plagas cuarentenarias.
“Con el fin de permitir una investigación rápida y efectiva por parte de las empresas involucradas y del Ministerio de Agricultura de Brasil, las unidades de las cinco empresas fueron suspendidas temporalmente y ya se están realizando acciones para evaluar los casos”, señala el comunicado oficial.
“Cabe destacar que las demás unidades de las empresas notificadas continúan exportando con normalidad a China, siendo las suspensiones válidas sólo para las cinco unidades notificadas oficialmente. Por lo tanto, los volúmenes comercializados por Brasil no se verán afectados debido a esta suspensión temporal de esas cinco unidades”, añade.
Por supuesto, además están enviando soja a China sin problemas las demás empresas agroexportadoras de Brasil, como es el caso de Bunge, CHS, Amaggi, LDC, Viterra y Cofco, entre otras (Cofco, vale recordar, es controlada por el gobierno chino).
Es sabido que el gobierno chino –una nación totalitaria controlada por el Partido Comunista– suele emplear la política comercial y fitosanitaria como herramienta diplomática y de negociación. Un ejemplo patético de la misma puede ubicarse durante la pandemia, cuando la agencia sanitaria china frenaba embarques de carne bovina argumentando que había descubierto rastros del virus de Covid-19 en los cortes, algo que, si bien resultaba disparatado, ninguno de los países proveedores aceptaba discutir por la importancia nominal y relativa de ese mercado.
En el caso particular de los embarques brasileños objetados, la razón detrás de esa medida puede obedecer tanto al ámbito comercial (bajar los precios de importación de la soja) como geopolítico (dar una señal favorable a la nueva administración de Donald Trump en lo relativo a la negociación que ambas naciones tienen en curso en materia agroindustrial).
Más allá de cuál sea el caso, realizar una afirmación tan aventurada sobre una cuestión tan significativa para la Argentina representa una irresponsabilidad significativa, especialmente porque la competitividad de un sector no puede sustentarse en el problema coyuntural de un competidor que, en este caso, es un país amigo y vecino de la Argentina.
Por otra parte, pensar que un país como China puede interrumpir las compras de soja de Brasil implica no comprender las necesidades de abastecimiento de alimentos que tiene una nación con más de 1400 millones de habitantes.
Si se tiene una responsabilidad pública, antes de apurarse por demostrar la propia ignorancia –en un ámbito público a la vista de todos– resulta conveniente informarse para evitar hacer papelones.
Perdón pero las políticas equivocadas también corren por cuenta de los propios productores. Pregunten qué pasaría si estuviera vigente la 125.? Cuánto pagarían de retenciones? Al final todos cometimos errores, promovidos por los desacuerdos alentados por la basura mediática