Si bien optó por especializarse en cultivos intensivos durante su paso por la Universidad Nacional de Córdoba, el ingeniero agrónomo, Tomás Forte, con 38 años, nunca imaginó que terminaría aplicando los conocimientos aprendidos al cultivo de café.
Fue gracias a su trabajo como gerente de desarrollo de productos en la firma Ing. Carluccio, abocada a la fabricación y provisión de insumos para aquellos interesados en realizar agricultura intensiva, que se topó con clientes de la región especializados en la obtención de aquel codiciado grano.
“La empresa hace, entre otras cosas, toda la línea de mantas anti heladas y cubresuelos para todo lo que es el trabajo en invernaderos. Hace unos cuatro años me llegó una consulta de gente de Bolivia sobre café, y me vi en la necesidad de investigar. Ahí nació mi interés por juntar variedades de ese cultivo tanto en Argentina como en otros países”, contó Forte en una charla con Bichos de Campo.
Aquella curiosidad se transformó rápidamente en un hobby que lo llevó a recorrer distintas localidades de Misiones, Tucumán, Entre Ríos, Buenos Aires y Salta, esta última en la que reside desde hace cinco años.
“Un poco como desarrollo propio mío fuera del trabajo, pero otra parte también aplicada al trabajo, empecé a levantar un vivero en mi casa, y a seleccionar aquellas variedades que estuvieran más adaptadas a las zonas de frío. Yo estoy en San Lorenzo y acá estamos a 1.500 metros de altura, por lo que a veces caen heladas. Aún así, es una zona bastante apta para la producción porque estoy casi en el límite de la zona tropical donde crece el café”, señaló el agrónomo.
Así, con el paso de los años Forte armó su propia “biblioteca” de variedades, muchas de las cuales tienen más de 40 años de adaptación al territorio.
“Son todas de tipo arábiga, que es con las que se hace el café de especialidad, aunque también conseguí algunas variedades robusta, que es para café en saquitos o instantáneo, que quiero probar. De las variedades que fui encontrando tengo Bourbon Rojo (encontrada en Salta); Catuai Rojo (Salta); Catuai Amarillo (Entre Ríos); Colombia (encontrada en Misiones); y la variedad Margarita (encontrada en Tucumán por la especialista Margarita Jaramillo)”, detalló.
Además de nutrir su formación como profesional, el armado de este repositorio hizo que Forte también conociera las experiencias anteriores realizadas en el país, lo que le permitió vislumbrar un horizonte de posibilidad en torno a la producción a escala de este cultivo.
“En los 80 hubo un proyecto que se llamó Argentina Café, que se hizo en Misiones, Jujuy y Salta. En el caso de Salta, hubo un proyecto bastante grande que involucró a inversionistas de otros países, pero que luego de 3 o 4 cosechas no siguió por problemas con los fondos. Y aunque allí funcionaba el café, el campo quedó abandonado”, comentó.
“Yo tuve oportunidad de conocerlo, está a dos horas de caminata metiéndose en la selva. Eso me llevó a conocer a su dueño, con quien empezamos a trabajarlo nuevamente. Pero también me fui metiendo y preguntando a gente de INTA, a otros productores, y así encontré al menos cuatro lugares donde quedaron plantaciones viejas”, recordó el coleccionista de cafés.
-¿Qué condiciones son las que necesita el café para desarrollarse correctamente?- le preguntamos.
-El café necesita mucha humedad relativa, buena cantidad de sombra y buen suelo. Acá en Argentina no puede estar expuesto el sol por la latitud que lo quema. Tiene que estar sí o sí a la sombra, con un 40% cobertura. Por otro lado, el suelo no debe ser tan pedregoso ni anegadizo, debe retener agua pero no en exceso. Respecto a la altura, si bien en otros países se distingue al café por eso, en Argentina no varía tanto. Acá tranquilamente llegás con unos 900 metros a tener buenos cafés porque ya tenés la amplitud térmica y el frío que te hace falta. Todo esto lo fui estudiando con gente de distintos lugares, contacté a especialista de Colombia, me puse a estudiar y fui haciendo a prueba y error.
-¿Y en cuanto a las zonas para cultivarlo?
-En las yungas hay un clima muy parecido al de Bolivia, y viajando por ese país vi que eso se podía dar acá. Hay una zona donde se puede producir que es el pie de monte, es decir abajo del bosque, que está inutilizada. Eso pasa en todas las yungas desde Catamarca hasta gran parte de Bolivia.
Si bien durante los primeros pasos de esta cruzada cafetera Forte optó por trabajar con un socio, el proyecto actual –al que bautizó con el nombre de Doña Anne- lo encuentra independizado y pensando en cómo escalar su producción.
El agrónomo posee actualmente 20 plantas adultas, que ya comenzaron a dar producción; uno 2.000 plantines listos para ser plantados, y otros 10.000 que estarán listos en los próximos seis meses.
“La primera tanda de 2.000 plantines los voy a dividir en tres localidades, San Lorenzo, Chicoana y Vaqueros. Con los otros 10.000 voy a ir viendo, pero ya he recibido propuestas. Creo que entre octubre y noviembre de este año voy a sacar los primeros kilos ya comercializables, que ya los tengo encargados por un tostador de Córdoba. Y la mayor escala llegara en dos a tres años, que será las plantas que colocaremos este verano”, señaló Forte.
-Aunque falta para tener ese producto comercializable, ¿de lo que fuiste recolectando ya hiciste algunas pruebas de calidad?
-Sí, hice pruebas en los lugares de donde fui tomando semillas y las mandé a calificar a Buenos Aires. Fue el proceso inverso, primero fui con los tostadores y después vi qué es lo que necesitaban. Saqué varios kilos y me puntuaron bien, arriba de 8 puntos para el café de especialidad. Pero me dijeron que debo mejorarlos. Al ser plantaciones viejas necesitan tratamiento.
-Respecto a la parte industrial, ¿sentís que es otro desafío que vas a tener que encarar una vez que tengas las plantas listas?
-Eso fue lo primero que pensé apenas empecé con el café. Me contacté con varios tostadores y gente del rubro, y hay empresas que ya tuestan. Otras te dan las máquinas tostadoras. Lo único que falta es empresas que hagan las máquinas para post cosecha, que los colombianos las llaman beneficio. De hecho con mi socio en su momento ganamos un fondo no reembolsable otorgado por Nación, para hacer esas máquinas. Ya tenemos los planos, el primer prototipo, solo falta un poco de inversión para hacerlo a gran escala. Aparte de las semillas que ya se están registrando, lo que falta son esas máquinas. Luego por supuesto habrá que hacer capacitaciones.
-¿El objetivo finalmente es armar una cadena de café dentro de Salta?
-Exacto. En una primera etapa mi idea es vender plantines. Luego en tres años tener mi cosecha, venderla como café en verde a los tostadores que conozco, y a medida que empiece a juntar capital tostarlo yo mismo.
A continuación, Forte agregó: “El consumo de café nacional estaba hace tres años en 1 kilo por persona al año. En 2024 pasó a 2.7. En el último censo de 2018 había solo 2 hectáreas de café registradas. Ahora no te da más de cinco, por lo que tenés que importar. Eso se puede cambiar”.