Una fábrica ubicada en Las Higueras, en el sur de Córdoba, concentró en 2024 la mitad de las exportaciones de soja desactivada de la Argentina. Pero uno de sus dueños, el ex piloto de autos Diego Oggero, cree que esa agroindustria debería crecer y aspira a que en los próximos años aparezcan nuevos competidores. Desde el podio, se ofrece a ayudarlos.
La soja desactivada que es un producto libre de químicos y solventes que se obtiene a partir de la aplicación de calor sobre la soja común, sin alterar la estructura del grano, pero “desactivando” algunos componentes presentes en el poroto. El proceso mejora la digestibilidad y el valor de proteína soluble de la soja, y por eso se trata de un producto muy valorado en el sector de la nutrición animal y los alimentos balanceados.
La Argentina exportó el año pasado, según los registros oficiales, un total de 68 mil toneladas de soja desactivada, en especial hacia Chile. La mitad de esos embarques fue realizada por la empresa Insumos y Acopios del Sur SA, con 33.800 toneladas.
La firma líder en este negocio nació de la asociación de Oggero con Luis Bagur. Los dos especialistas en nutrición se conocieron trabajando para un frigorífico de pavos que existía hace años en Río Cuarto. Buscando un mayor aporte de materia de grasa en la ración de esas aves, fue que dieron con la soja desactivada. Con los años decidieron poner su propia fábrica.
-¿Qué es la soja desactivada? Suponemos que es soja común y corriente con algún proceso industrial arriba…- le preguntaron a Oggero en el programa Colonia Agropecuaria.
-Tal cual, se modifica el grano de la producción primaria muy poco, a través de un proceso por vapor. Existen dos tipos de procesos, uno por vapor y otro por fuego directo. Nuestro método es por vapor en unos procesadores. En ese tiempo que está dentro de los procesadores, a la soja se le desactiva una enzima tóxica que tiene la cultivo que se llama ureasia, y eso es una limitante, dependiendo de un nutricionista o el veterinario que arma la fórmula.
Su socio lo explica de este modo:
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-¿Y para qué se desactiva ese componente? ¿Cuál es el beneficio de desactivarla?
-Esa enzima es tóxica, y dependiendo de un consumo excesivo de soja no desactivada, de soja natural, puede provocar la muerte en animales.
-¿El destino de esta soja desactivada sigue siendo las raciones animales? ¿O también es apta para consumo humano?
-Hay algunos procesos que son bastante similares a lo que estamos haciendo nosotros, para producir soja texturizada. Esa soja sí es lo que está llevando a consumo humano, mientras tanto la que estamos desactivando es todo para consumo animal.
¿Quiénes son los principales jugadores en el negocio de la soja desactivada? El listado completo
El crecimiento de Insumos y Acopios del Sur como exportadora de soja desactivada ha sido meteórico, ya que hace dos años, en 2022, la estadística oficial la ubicaba con envíos por 16.000 toneladas, la mitad que ahora. Pero Oggero explicó que antes trabajaban mucho a fazón para otras empresas del rubro. Ahora, en cambio, “pisamos fuerte el acelerador como planta realmente y con muchas intenciones de crecer, agrandamos las líneas de producción. Realmente hemos alcanzado un volumen bastante interesante” de 8.000 toneladas mensuales.
-¿Ustedes montaron la planta de cero para hacer ese proceso industrial?
-Hubo muchas ideas y vueltas. En el año 2008 decidimos con Luis hacer esta planta, y un 3 de abril del año 2009 arrancamos. En aquel momento con una producción de 800 toneladas mensuales, después de 1.300, pasamos a 1.500, a 2.000 y así. Hoy estamos realmente con una capacidad de producción de 8.000 toneladas mensuales.
-Ese volumen de producción es muy significativo para este negocio, pero insignificante en relación a la producción general de soja y lo que procesa la industria aceitera convencional. ¿Es un negocio que no va a crecer mucho más?
-Yo creo que el negocio sí va a crecer, no tan solo el nuestro sino el consumo de soja desactivada. Entendemos que puede ser uno de los insumos más indicados para el futuro de la ración animal. Es un complemento perfecto para lo que es una harina de soja. Por lo tanto, hoy nosotros tenemos nuestra planta, pero ojalá y seguramente va a suceder que en los próximos años debería haber plantas de soja desactivada en todo el país.
-¿Y lo imaginás creciendo hacia el mercado interno para convertir granos en carne y agregar valor, o lo imaginás como producto de exportación?
-Nosotros estamos exportando mucho. El año pasado cerramos con 34.000 toneladas, pero el mercado chileno consume alrededor de 70.000 u 80.000 toneladas, y el mercado interno seguramente está en condiciones de un valor bastante más alto. Pero bueno, hay que poner mucha más capacidad de desactivado en todo el país y sin duda que estamos dispuestos a ayudar a quien le interese iniciarse.
-La soja tiene una retención del 33%. ¿Cuando ustedes exportan soja desactivada supongo que están a salvo de ese tributo?
-No, no. Las padecemos igual. Todo lo que sea derivado de la soja está en el 33%.
-Qué brutalidad. Con lo cual esa es una de las limitantes al crecimiento también de la industria de la soja desactivada… ¿Qué le pedís a las autoridades para que esa industria crezca?
-Sin duda, lo digo con todo respeto, necesitamos que se hable de estas cosas con más seriedad, que haya realmente conciencia, porque los derechos de exportación sin duda son un impuesto tremendamente abusivo para el campo. Hoy el campo no es más rentable, y la causa es en parte de los derechos de exportación. Pero hay otras muchas problemáticas alrededor de esto. Muchos ingresos brutos, impuestos municipales, hay muchas cosas para mejorar. Este gobierno por lo menos dice que va a trabajar en esto, pero me parece que también hace falta en el sector gente responsable, con conocimiento y con ganas de plantear propuestas serias.