La agricultura está atravesando un momento de cambios, y atados a ellos convulsiones. Al escenario agrícola actual se están sumando nuevas herramientas, cultivos, opciones, nociones de manejo y tecnologías que hasta hace poco tiempo eran desconocidas.
El mapa actual está fuertemente teñido por los famosos cultivos “bioenergéticos” como la camelina, carinata o colza, de cuyas plantas se puede extraer un grano que sirve para elaborar aceites que pueden ser materias primas de biocombustibles de avanzada, capaces de ser utilizados en la industria aeronáutica. Es decir, que hay plantitas que se siembran en el campo que pueden servir para darle energía a los motores de los aviones.
Con este panorama se abren nuevas opciones en el concierto agrícola actual, en el que productores comienzan tibiamente a probar estos cultivos, preparando el terreno para una inevitable nueva matriz energética, que tarde o temprano deberá dejar de depender de los combustibles fósiles.
Camelina, colza y carinata, estas tres primas que comparten la familia de las brasicáceas, prometen mucho para productores y la industria agrícola general. Las grandes compañías posaron sus ojos en los desarrollos en los países agrícolas, donde se podrían cosechar los granos y elaborar los biocombustibles. Argentina es actor clave en este nuevo concierto, con un estimado de 12 millones de hectáreas que podrían ser aptas para sembrarse con camelinas, colzas o carinatas, en el período de invierno, compitiendo solamente con los barbechos y dejando los campos a tiempo para las siembras de verano.
Es cierto que la colza es una vieja conocida de los productores a lo largo del mundo. Sembrada en gran parte del globo como fuente de aceites comestibles, fue rescatada del olvido por sus primas, y se metió también en la lista de los cultivos energéticos, pero con la desventaja de que resulta imposible competir de igual a igual por su condición de alimento humano. Sus primas no pueden ser consumidas por nosotros, lo que las deja en mejores condiciones para alimentar aviones.
Muchas son las grandes compañías que vieron posibilidades reales y concretas en estas primas, y en las últimas horas la noticia la dio Bayer. El gigante del agronegocio había anunciado esta semana un plan de desarrollo de colza en conjunto con una empresa elaboradora de biocombustibles.
Ahora la empresa anunció un acuerdo con Smart Earth Camelina Corp., empresa con sede en Canadá, mediante el cual Bayer adquirió su germoplasma, propiedad intelectual y materiales de camelina, para expandir su posición global en los mercados de materias primas basadas en biomasa.
Esta adquisición además viene a ayudar con el objetivo de la empresa de descarbonizar el sector del transporte y brindar soluciones de agricultura regenerativa a través de la inversión y el desarrollo de cultivos intermedios de semillas oleaginosas para satisfacer la demanda de los mercados de diésel renovable y combustible de aviación sostenible (SAF). Se se estima que esta demanda aumentará para 2040 de 14 mil millones a 40 mil millones de galones, unos 151 mil millones de litros.
Esta incursión de un gigante de la agroindustria en la camelina se suma a proyectos similares de empresas de alto calibre, como LDC (Louis Dreyfus Compañy), que ostenta el liderazgo en el desarrollo de camelina en nuestra región de la mano de un acuerdo con The Camelina Company, la pata semillera de este desarrollo productivo. Incluso Bayer y LDC Ya venían trabajando en conjunto desde hace tiempo. En mayo del año pasado Louis Dreyfus Company (LDC), Global Clean Energy Holdings, Inc. y Bayer anunciaron una colaboración estratégica para promover el cultivo de camelina como parte del programa PRO Carbono de Bayer.
Parte de este acuerdo se generó para avanzar en la producción de camelina en Sudamérica mediante la entrega de genética superior, la producción de semillas de camelina, la promoción del cultivo y el apoyo técnico a los productores a través de su marca Camelina Company.
“Estamos comprometidos a apoyar la capacidad de los agricultores para satisfacer la creciente demanda de materias primas basadas en biomasa con bajas emisiones de carbono, a través de inversiones y el desarrollo de nuevos cultivos intermedios de semillas oleaginosas como la camelina y el avance de los sistemas de cultivo sostenibles”, afirmó Frank Terhorst, director de Estrategia y Sostenibilidad de la División Crop Science de Bayer.
“Estamos entusiasmados con la adquisición de germoplasma de camelina de Smart Earth Camelina Corp., que nos permite ofrecer a los agricultores una opción rentable de cultivo intermedio con bajas emisiones de carbono”, agregó Jennifer Ozimkiewicz, directora de estrategia de cultivos de soja y biocombustibles en la división Crop Science de Bayer. “La camelina es un cultivo de temporada corta y tolerante a la sequía, que ofrece a los productores un cultivo alternativo de bajos insumos para tierras marginales o para cultivar entre cultivos”.
“Smart Earth Camelina Corp. ha estado a la vanguardia del desarrollo de la camelina durante más de 20 años, y ahora la camelina está lista para unirse a las filas de los otros cultivos oleaginosos más importantes”, dijo Jack Grushcow, presidente y director ejecutivo de Smart Earth Carmelina Corp. “Creemos que Bayer es la empresa ideal para escalar la producción de camelina a un nivel que impulse avances significativos en la agricultura sustentable y reduzca significativamente las emisiones globales de CO2 ” .