La tradición es importante para consolidar la identidad y el arraigo. Pero en materia de negocios a veces puede representar un obstáculo. Ignacio Azpiroz puede dar un testimonio al respecto.
En el norte de la provincia de Corrientes, donde abundan los campos esteros o bañados que gran parte del año permanecen anegados y las temperaturas son muy elevadas, la producción bovina es por demás difícil y costosa tanto en términos económicos como de esfuerzo humano.
Pero allí donde el vacuno experimenta dificultades, los búfalos encuentran un ambiente ideal. El problema es que esa especie es una rareza en la zona a pesar de estar naturalmente diseñada para prosperar en un ambiente de tales características.
“Los productores y conocedores del búfalo que visitaron nuestro establecimiento siempre nos indicaban que el mismo es ideal para esos animales. Y nosotros todos los años decíamos que íbamos a hacer una prueba, pero no nos animábamos”, relata Ignacio.
El porte de los animales puede resultar intimidante y existen muchos prejuicios sobre la dificultad de su manejo. Así que durante algunos años siempre aparecía alguna excusa para no iniciarse en la actividad.
“Finalmente, en 2018 compramos algunos bucerros (cría de búfalos) para probarlos en un lote de 1000 hectáreas con una calidad de pasto tan pobre que resultaba inutilizable para bovinos”, comenta el empresario correntino integrante de los grupos CREA Malezales y Nómade.
Las ganancias logradas los sorprendieron. Los bucerros ingresaron con unos 230 kilogramos para terminarse quince meses después con 450 kilos. Si bien el precio es inferior al de un novillo pesado –el valor de referencia es el de una vaca gorda– el diferencial logrado de kilaje más que compensa la ecuación del negocio para tornarlo rentable.
“Aprendimos que primero es indispensable montar un alambrado sólido o un boyero eléctrico con buena tecnología para luego incorporar a los búfalos, porque son muy andariegos y en los primeros tiempos hubo que salir a buscarlos en varias oportunidades”, recuerda en un artículo publicado en Contenidos CREA.
“Pero una vez resulto eso, el cuco del manejo se terminó y, con recorridas diarias, logramos amansarlos; el animal entiende pronto cuál es su lugar y se torna dócil si se lo trata bien”, añade.
A partir de los buenos resultados logrados, en 2020 decidieron dar un paso más y adquirieron 500 madres para realizar un planteo de ciclo completo de búfalos. “A diferencia de la vaca, que tenemos que subsidiarla para lograr buenas tasas de preñez, el búfalo es muy rústico y sin mayores esfuerzos se pueden alcanzar tasas de preñez del 87-88%”, remarca.
La gestación tiene una duración de once meses y el destete se extiende por siete a ocho meses. Se encuentran reteniendo a las hembras de propia producción con el propósito de alcanzar un rodeo de cría de 2000 madres en el próximo lustro. Es decir: están más que entusiasmados con la actividad.
Debieron adaptar las mangas para poder ajustarlas al tamaño de los bubalinos. El principal esfuerzo financiero que requiere la producción de búfalos son los alambrados, dado que los mismos, además de la inversión inicial, requieren un costo de mantenimiento elevado en la región.
“La eficiencia productiva de los búfalos en nuestra zona es gigantesca y, con un manejo adecuado, requiere menos trabajo y esfuerzo que los bovinos; en materia sanitaria, necesitan apenas una desparasitada y uno o dos baños por año contra los piojos”, explica Ignacio.
La demanda de carne de búfalo en la región del NEA es superior a la producción porque se trata de una carne muy aceptada por el consumidor que además es más barata.
Si bien la carne sale de frigorífico tipificada como búfalo, algunas carnicerías venden cortes bubalinos mezclados con piezas provenientes de bovinos; otros, en cambio, lo diferencian como estrategia comercial de venta –a un menor precio– para propiciar el consumo.
“Algunos años atrás en la zona organizamos una cata a ciegas de cortes de diferentes razas bovinas y de búfalo con técnicos y empresarios del ámbito pecuario. Y apenas uno de cinco logró identificar que estaba comiendo carne de búfalo”, señala Ignacio.
“No existe razón para ocultar que se trata de carne de búfalo porque se trata de un alimento que tiene menos colesterol que la carne bovina y además es producido naturalmente con pastizales nativos y agua del acuífero guaraní”, agrega.
De hecho, la carne de búfalo cuenta con atributos muy sólidos para desarrollar un estrategia comercial diferenciada, aunque los esfuerzos en ese sentido por el momento no son redituables porque se necesita incrementar el volumen de producción para que tal iniciativa sea viable.
El mes que viene la empresa, en sociedad con inversores, inicia un proyecto de forestación que, una vez consolidado, planea comenzar a introducir un sistema silvopastoril con búfalos, lo que representa todo una innovación dado que no existen experiencias previas en la materia.
“Nos apoyamos muchos en los grupos CREA para interiorizarnos y tomar la decisión de realizar esta inversión; gracias al aporte del CREA nos sentimos muy acompañados en el proceso”, resume Ignacio.
La semana pasada se realizó la 8° Fiesta Provincial del Búfalo en la Sociedad Rural de General Paz en Caá Catí, donde se llevó a cabo un remate. Previamente, la región CREA Litoral Norte convoco a más de cien participantes en un evento, organizado en la estancia San Antonio de Los Caldenes, ubicada en Loreto, donde se presentó información técnica, económica y comercial de la actividad bubalina de la zona.