Parece que el grito de “viva la libertad, carajo” lanzado por el presidente Javier Milei al cierre de su discurso en la ONU a finales de septiembre, con el que anunció –entre varios puntos- el abandono de Argentina a los intentos para construir agendas globales, como la tan mentada Agenda 2030, no surtió los efectos esperados.
Y es que en la ciudad colombiana de Cali, donde tuvo sede la edición 16 de la Convención de Diversidad Biológica, Argentina presentó, en línea con los compromisos previamente asumidos, su Estrategia Nacional de Biodiversidad y Plan de Acción a 2030 (ENBPA o NBSAP en inglés).
El documento presentado se redactó con conjunto con la Comisión Nacional Asesora para la Conservación y Utilización Sostenible de la Diversidad Biológica (CONADIBIO), y surgió de lo aprobado en Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (GBF, por sus siglas en inglés) en 2022, “mediante el cual la Argentina y otros 195 países adoptaron y se comprometieron a cumplir 23 metas para 2030 (alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible) y 4 objetivos a 2050, para detener y revertir la pérdida de biodiversidad y hacer frente a la crisis ambiental”, según dieron cuenta desde Fundación Vida Silvestre.
La presentación de dicha Estrategia resulta clave en las negociaciones entre países, centradas en acceso a recursos financieros y monitoreo del cumplimiento del GBF, entre otros temas.
De su armado participaron organismos estatales nacionales y provinciales, así como diferentes sectores de la sociedad que son parte de la CONADIBIO, que hicieron sus aportes a las consultas realizadas por las autoridades.
En base a ellos, la Subsecretaría de Ambiente de Nación elaboró una propuesta de ENBPA que fue enviada a la Cancillería para su revisión, a los fines de realizar la entrega formal ante la Convención de Diversidad Biológica. Tal y como adelantó Bichos de Campo semanas atrás, miembros de la cartera de Ambiente de la Nación asistirían a esta COP, pero no así integrantes del área de Agricultura, Ganadería y Pesca.
“Desde Fundación Vida Silvestre Argentina reconocemos la importancia de este proceso y valoramos el cumplimiento por parte del país de presentar su ENBPA actualizada, dado que es la herramienta principal para cumplir con los objetivos del GBF. Sin embargo, vemos con preocupación algunos puntos; creemos que aún hay que profundizar el trabajo para mejorar aspectos vinculados a las metas, finales e intermedias, la falta de temporalidad en muchas de las generadas y la ausencia de indicadores que permitan medir el progreso”, señaló Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.
A través de un comunicado, esa ONG analizó los puntos presentados por Argentina para la ENBPA, y destacó aquellos más positivos:
- Incorpora la meta de frenar la perdida de áreas importantes para la biodiversidad (meta 1), resaltando que serán incluidas bajo un marco general de un ordenamiento ambiental del territorio, siguiendo la Ley General del Ambiente.
- Incorpora las metas de restaurar (meta 2), conservar y gestionar (meta 3) de manera efectiva el 30% de los ecosistemas terrestres, aguas continentales, costeras y marinas a 2030.
- Plantea garantizar las medidas para detener las causas de extinción de las especies, haciendo foco en la relación entre los humanos y la naturaleza (meta 4), así como en la prevención de introducción y permanencia de especies exóticas invasoras (meta 6).
- Incorpora la meta 10, mediante la cual se busca garantizar la gestión sostenible de las áreas destinadas a uso agrícola, pesca y silvicultura de manera que se conserve y restaure la biodiversidad.
- Plantea garantizar la integración de la biodiversidad en políticas, reglamentos, procesos de planificación y desarrollo, erradicación de la pobreza y las evaluaciones de impacto ambiental (meta 14).
- Incorpora garantizar el acceso a la información, a la participación y a la justicia (meta 20), y garantizar la participación y representación plena, equitativa, inclusiva, y efectiva a pueblos indígenas y comunidades locales (cumplimiento al Acuerdo de Escazú y la aplicación del Convenio Nº169 de la OIT).
Aún así, la Estrategia presentó limitaciones y aquella organización las detalló:
- En muchos casos, las líneas de base propuestas para medir progresos son deficientes, y en otros, las metas intermedias solamente se enfocan en líneas de base, diagnósticos o identificación de mecanismos. Faltan metas intermedias que incluyan la implementación de acciones que ayuden a cumplir con las metas a 2030.
- La meta 2 de restauración no establece una línea de base, no explicita si se definirán áreas prioritarias ni cómo será monitoreado su progreso.
- La meta 3 de conservación y restauración no establece años para el cumplimiento de metas intermedias fundamentales, como son el incremento de la superficie de áreas protegidas o la medición de la efectividad de la gestión de las áreas protegidas y conservadas.
- La meta 4 sobre extinción de especies dispone metas intermedias como la revisión de planes de manejo de especies, cuando muchas aun ni siquiera tienen un plan nacional (como por ejemplo el pecarí quimilero o el tatú carreta, entre otros). Además, establece programas de conservación de especies vegetales, pero no detalla cuáles, con qué objetivos medibles, ni en qué año deben estar finalizados.
- Si bien Argentina adoptó la mayoría de las metas del GBF, se agruparon y realizaron modificaciones a las metas relativas a género. Mientras que el GBF tiene metas específicas sobre la participación con perspectiva de género (meta 22) y garantizar la igualdad de género en la aplicación del marco nacional (meta 23), en la ENBPA se opta por un lenguaje de “perspectiva integral” y “enfoque equitativo”.
- En todas las metas nacionales, se incorporan dos metas intermedias que se repiten, una relacionada a la implementación de legislación y otra a la implementación de planes, programas y proyectos que contribuyan al cumplimiento de la meta. En ambos casos, es deseable que las metas sean especificas a cada meta nacional, con tiempos establecidos y un plan de monitoreo para su implementación.
En lo que respecta a la pérdida de biodiversidad biológica, desde la Fundación indicaron que Argentina no está exenta del proceso que se registra en la región, con “tasas alarmantes y sin precedentes, lo cual se agrava y retroalimenta con la crisis del cambio climático y de contaminación”.
En esta línea dieron cuenta de que según la categorización de los mamíferos de Argentina realizada en 2019 por la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM), “de las 417 especies evaluadas, 24,7% se encuentran en estado de vulnerabilidad o en algún estado de peligro”.
“La pérdida de biodiversidad de nuestro país está sobre todo relacionada con las actividades productivas: en el caso de los bosques, pastizales y sabanas del Gran Chaco, las Pampas y la Selva Misionera, la deforestación y conversión de los ecosistemas para la producción ganadera y agrícola impacta de manera directa en la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos vitales para las personas. Lo mismo ocurre en las zonas costeras y el mar argentino, donde la sobreexplotación pesquera genera impactos en las poblaciones de especies marinas amenazadas y atenta contra la provisión de los recursos”, afirmaron desde Fundación Vida Silvestre.
Quien también asistió a la COP con una agenda en esta línea fue la Sociedad Rural Argentina (SRA), que de la mano de Eloisa Frederking, vicepresidente 2° de la entidad y miembro del Directorio de la Organización Mundial de Agricultores (OMA) en representación de América Latina, llevó las voces de los agricultores a los debates realizados.
“Antes se hablaba de Sostenibilidad y ahora se suma el capítulo de la Biodiversidad, por eso trabajamos en Documentos de Posicionamiento que fueron presentados y defendidos en esta COP16 sobre los tópicos referidos a la “Biodiversidad y su cuidado” y también sobre “Financiamiento”, que se necesita para poder llevar adelante estas prácticas”, sostuvo Frederking.
La ruralista también disertó sobre el trabajo que se realiza en el país a través del programa de Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (MBGI), que propone la conservación del bosque nativo y su biodiversidad basándose en la adopción de tecnologías de bajo impacto ambiental.
“Me reuní con los representantes de Cancillería, que están trabajando en el logro de consensos. Es importante el trabajo que están haciendo para defender los intereses nacionales y a los sectores productivos de nuestro país”, destacó.