Seguro que al leer esta nota, algún emprendedor salteño, o alguno misionero, que intentan cultivar café en la Argentina, se enojará con el título y dirá que fueron ellos los pioneros. También podrían decirlo desde el grupo de productores de Tucumán que hicieron hace un par de semanas una degustación de los primeros lotes implantados en dicha provincia. Pero lo cierto es que todos esos intentos son eso… intentos. El café íntegramente hecho en la Argentina, con todas las de la ley, todavía no ha sido preparado.
¿Por qué? Sencillamente porque nunca sucedió que a partir de una variedad de café registrada oficialmente ante el Instituto Nacional de Semillas (INASE), se sembrarán las plantas en el país, se cosechen los frutos, se los tueste y se los seque, se muelan los granos y se sirva la popular bebida. En el país los intentos de producir este cultivo tropical son pocos y cosa de audaces, porque el clima no es adecuado casi en toda la geografía. El proceso industrial del café sí suele hacerse aquí, pero se parte de granos importados desde países tradicionalmente cafetaleros, como Brasil o Colombia. La Argentina gaste en eso unos 160 millones de dólares al año.
¿Y qué cambiaría ahora? Pues que un vivero de Tucumán, llamado Viveros Citrus, acaba de protagonizar u hecho histórico al registrar la primera variedad de café ante el organismo pertinente perteneciente a la Secretaría de Agricultura. Es decir, que ya hay una semilla formalizada, desde la cual se puede arrancar el proceso productivo, industrial y comercial. Y para mejor, es de la variedad Geisha, muy valorada internacionalmente porque compite en el segmento de cafés gourmet, los más apreciados por los nuevos consumidores.
Desde el pasado 16 de octubre, fecha de la resolución pertinente del INASE, la Argentina cuenta entonces con una variedad de café aprobada para formar parte del Registro Nacional de Cultivares. Es el principio de la historia cuando lo que se quiere es hacer un cultivo a escala comercial.
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¿Pero será posible hacer café con éxito en la Argentina? El país tiene todas los climas y suelos posibles, y en este vivero de Tucumán están convencidos que el ambiente ideal lo tienen ellos muy cerca, en la selva de Yungas que rodea la ciudad de Tucumán y se extiende también por parte de Salta y Jujuy. De hecho, en esa provincia ya funciona un grupo empujado por el Instituto de Desarrollo Provincial (IDEP) para producir esas plantas. Pero por ahora lo hacen con variedades no oficializadas.
German Franceschi, ingeniero agrónomo y jefe de Producción de Viveros Citrus (donde habitualmente se producen limones, también algo de paltas y ahora estos curiosos cafés), explicó al programa Colonia Agropecuaria que el trabajo de registrar en el país la variedad Geisha, arabiga y considera una de las más ricas del mundo, lo lideró el especialista Mariano Jasinsky y concluyó exitosamente con la aprobación. Ahora crecen en el vivero unas 50.000 plantas que tienen el aval oficial para ser implantadas. Alcanzan para sembrar, según la densidad, unas 50 hectáreas.
La transferencia de los conocimientos y la tecnología se acordó con productores de Belo Horizonte, donde la producción de café es cosa de todos los días. En Tucumán, en cambio, fue ensayo y error hasta acertar con esta variedad de Geisha, aunque en el vivero también prueban otras variedades de Brasil y Bolivia.
-Hasta ahora la Argentina no produce granos de café, importa todo el café que consume. ¿Qué significa que hayan registrado esta primera variedad?
-En efecto hemos registrado la primera variedad de café, que se llama Geisha, que es uno de los cafés particularmente más ricos del mundo. No es autóctono tucumano sino que es un café que es una variedad que ya está liberada mundialmente. Pero sí se la incluyó en el registro nacional de cultivares porque ese es un paso necesario para darle un marco de legalidad a la producción.
-¿Es decir que para multiplicar la planta y comenzar a producir legalmente tiene que estar registrada?
-Así es, y también para poder importar semillas, porque la controla el Senasa y tiene que ser la variedad registrada en el Inase. Luego de la Geisha, estamos en vía de registrar otras variedades para la base genética, pero siempre hablando de un germoplasma conocido para darle mayor seguridad y no introducir involuntariamente alguna plaga o enfermedad que actualmente no tenemos.
-En Tucumán están intentando cultivar café, ya hay algunos ensayos. Pero es una rareza, la Argentina no producía café. Prácticamente todo el café que tomamos es de origen importado.
-Así es. En realidad, de los intentos fallidos no está muy claro por qué antes fallaron, por una cuestión motivacional quizá o quizá por una cuestión de mercado que no estaba todavía aceitada. Pero actualmente hay empresas que se dedican al tostado del café y proveen a las cafeterías locales. Lo que sí nos falta es la parte de la producción del grano. El clima de Yungas calza perfectamente con los requerimientos del café, por supuesto que no todas las variedades, hay que buscar variedades más plásticas y que se adapten mejor, como intuimos que es el caso de esta variedad Geisha.
-¿Qué condiciones tienen en las Yungas?
-La Yunga nuestra tiene un régimen aproximadamente de lluvias de 1200 a 1400 milímetros, de acuerdo a la zona, y una temperatura media entre los 18 y 24 grados. Es decir de una región subtropical. La zona en la que nosotros estaríamos produciendo tiene una altura de entre los 400 y los 800 metros sobre el nivel del mar, que es donde se dan las características climáticas quizás más parecidas a las de Centroamérica. En las zonas tropicales los cafetales se dan a más altura, de 1600 a 1700 metros de altura. Acá esas condiciones se dan a una altura inferior, porque tenemos un clima muy frío y no se adaptaría el café. Pero creemos que sí se adapta perfectamente a la zona baja de las Yungas.
-¿Y no necesita desmontar ahí? ¿Puede convivir con el monte?
-Esa es una de las particularidades que hace muy interesante este cultivo, porque convive perfectamente con la flora autóctona, no hace falta desmontar. Es más, el cultivo se desarrolla mucho mejor bajo el sotobosque. A cielo abierto, en nuestras latitudes, por ahí lo daña mucho el sol y el frío.
Germán comentó que la variedad elegida es diferente a la variedad Robusta, que es la más difundida en todo el mundo cafetalero, pues “es la que se utiliza más para la producción de cafeína, la que tiene importancia en la industria farmacéutica o en las bebidas tipo energizante, pero no es sabrosa en taza, tiene un sabor muy fuerte”. En cambio, entre las arábigas, “están todas las variedades que tienen un buen valor en taza, un buen puntaje. Entre ellas está la Geisha, que por el sabor exquisito que tiene, es una de las más ricas del mundo, por su pequeño tinte levemente más ácido”.
Además la variedad elegida, que tiene una mayor adaptación a climas subtropicales y no tan calurosos, “tiene una mediana resistencia a roya, o sea que es muy interesante para nosotros”, agregó el experto.
-¿Ya hay algo de prueba a campo?
-Hay algo de prueba. Hay muchas casas acá que tenían su plantita de café hace muchos años. O sea, el cultivo que convive con nosotros hace mucho tiempo, solo que ahora se está intentando promoverlo a un nivel económico más grande. IDEP es uno de los organismos que está trabajando con un grupo grande de interesados entre tostadores, productores, dueños de fincas que están interesados en ampliar su paleta de cultivos. Entonces está tomando importancia relevante. Hace un par de semanas hubo productores que realizaron una cosecha y un degustación con expertos en el tostado del café, en las fincas de Tucumán locales, y obtuvieron un café con un excelente sabor en taza, que va a cubrir ampliamente los requerimientos de todos los paladares.
A fines de agosto pasado, en una de esas plantaciones de café ubicada en Lomas de Imbaud -en Las Yungas de Yerba Buena- el productor, Oscar Velasco Imbaud, cosechó granos de café que, luego de un proceso artesanal de separación de la pulpa y de secado, que se convirtieron en granos para elaborar café 100% tucumano de gran calidad. El ensayo fue destacado por el IDEP, que impulsa la expansión del cultivo de café en la provincia. Sobre este punto, el vicepresidente del IDEP, Juan Casañas, afirmó que la producción de café tiene gran potencial en Tucumán, que ya tiene alrededor de 15 productores.
-¿Y cómo se crece ahora?
-En este caso se parte de plantines, que no son injertados, salen a partir de semilla. Nosotros para este año tenemos aproximadamente unas 50.000 plantas en camino ya. Eso puede abastecer para aproximadamente unas primeras 40 o 50 hectáreas de sotobosque. Estamos incorporando, igual que con las variedades de palta y de citrus, microorganismos. De esa manera, tratamos de producir lo más orgánicamente posible ese plantín, sin el uso prácticamente de agroquímicos.
-¿Entonces en cualquier momento vemos en las góndolas un paquete que diga café argentino?
-Tengo la total certeza de que eso va a ocurrir. Prepárense para degustar dentro de poco tiempo el café de la Yunga tucumana.