Era 1973 y se ponía en marcha la primera picadora de la empresa alemana Claas. Comenzaba en el mundo una manera diferente de trabajar en la confección de silos. Como todo, deberían pasar 20 años desde ese momento para que la posibilidad de trabajar de mejor manera en los campos ganaderos llegara a nuestro país.
Fue por iniciativa del aventurero César Tonoli y sus hijos, que en una ExpoCampo y por catálogo compraron una Jaguar 800 a una empresa uruguaya que vendía Claas. Cuando el equipo llegó a la zona de Villa Allende en Córdoba, empezaron a picar con la primera autopropulsada, pasando de uno a ocho surcos y maravillando a cada uno de los que les prestaban el servicio.
No sólo era una máquina que hoy no parece tener 30 años, sino su velocidad, lo que motivó a otros valientes, Noya y Asociados; y los productores de Agrupación 2000. Todos vieron los resultados y siguieron el mismo camino.
Pero la transformación fue concreta cuando 11 cooperativas que remitían su leche a SanCor Cooperativas Unidas Limitada decidieron comprar una unidad cada una de esta novedosa máquina picadora, cambiando definitivamente la producción, la agilidad, la seguridad en la confección de silos, la regularidad en la alimentación para una estabilidad en la provisión de materia prima a las industrias lácteas, mejorando la relación de las escalas de la tierra, e incluso impulsando el uso de los silos bolsa en los campos para una mejor conservación.
Fue en 1995 cuando con esta venta, la que hoy es AproAgro, y que entonces era Integral Insumos SA dependiente de SanCor, se transformara en la representante en Argentina de la marca alemana Claas y a partir de ahí se comenzara a inscribir una historia con base en la ciudad de Sunchales.
En Sunchales fue donde este jueves productores, contratistas y representantes de la marca de diferentes puntos del país se reunieron para celebrar estas tres décadas de transformación productiva, que se coronó con el desfile de la picadora en toda su evolución, desde aquella primera, hasta la última que está en el mercado. En medio, la compañía anunció que ya tiene más novedades para incorporar en los equipos que estarán llegando para ponerse a trabajar de inmediato en el verano de 2026.
La Jaguar pasó de tener 120 Hp a los actuales 925 Hp, pasó de 8 a 14 surcos, pudiendo progresar de las 80 mil hectáreas picadas al año en el país en la campaña 1993/1994 a las 2.396.329 hectáreas de la actualidad, generando así una verdadera revolución en muchos campos ganaderos.
Actualmente es la picadora más vendida del mundo y con casi 1.000 unidades colocadas en Argentina es la líder indiscutida en el segmento.
Sin duda, Reinaldo Postacchini, el vicepresidente de Claas Argentina, es quién vivió con más emoción este evento de celebración, en el que se reconocieron a los primeros, donde la compañía agasajó a todos los clientes, pero sobre todo se pusieron de manifiesto las condiciones de la maquinaria más evolucionada que aún “nos sigue invitando a pensar en grande”.
Postacchini era aquel chico que compró tres cosechadoras Claas arrumbadas en un campo bonaerense, que habían ingresado a comienzos de los ´70, que aprendió a arreglarlas sin repuestos, al que un vínculo casual con una empresa uruguaya lo terminó llevando a Alemania y transformándose así por su conocimiento en empleado de la empresa que desde hace 33 años se instaló en nuestro país. Ahora es quien se encarga de sostener la historia de las picadoras y de la producción que hay detrás de cada una, reconociendo en la zona tambera central de Santa Fe y Córdoba a la región de más relevancia.
El productor y presidente de la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros, Luciano Toldo, habló en el evento específicamente de la “mejora en el forraje, en la escala productiva de los tambos, porque se lograron extender los campos, y en definitiva, de la mejora en la producción lechera”.
El entonces presidente de la empresa Integral Insumos SA, Ing. Hernán Pueyo, agregó que “todo esto fue posible por el sistema cooperativo, por SanCor, que motivó a los productores de las cooperativas a hacer estas inversiones, que individualmente no se hubieran conseguido”.
Claro que en esta historia colectiva el condimento clave estuvo en el espíritu innovador de estos pioneros, que más allá de las oportunidades siempre saben atravesar los desafíos del contexto argentino.
Este fue el punto que destaca orgulloso y no sin un incesante asombro el Presidente de Claas Argentina, empresa que en 2025 celebrará las Bodas de Plata de su desembarco oficial aquí. Dietmar Ruehe habló con Bichos de Campo sobre esta chispa que es la que encendió el camino de algo que hoy es indiscutido para la producción de leche y de carne.
“Esta historia es muy conocida en Alemania”, por el empuje y porque “Claas llegó en el momento indicado, con la máquina justa y en el inicio de una etapa nueva para la producción de carne y leche en Argentina. Se dio todo junto y hubo pioneros que supieron ver el potencial que tenía esa máquina para su negocio y aplicó fantásticamente”, afirmó el ejecutivo.
Con 11 años viviendo en el país, en tres diferentes tramos dentro de la empresa en la que trabaja hace 28 años, Dietmar reconoce que “gracias a Dios nos pudimos mantener en la posición líder del mercado, durante 30 años acá en Argentina, y esa es la motivación para el futuro, para que sigamos apostando, porque tenemos una posición muy fuerte en el mercado, con mucha facturación, mucha ganancia y es el punto que nos motiva”.
Casi como un consejo, afirmó: “Al primero que detecta una posibilidad, hay que seguirlo, hay que aprovecharlo, buscar el momento correcto para lanzar los productos y eso nos da una ventaja competitiva”, respondiendo en 50 años de historia para la picadora con la evolución ajustada a la necesidad de los productores y contratistas, pero sobre todo ajustándose a estas tres décadas en el país, brindando hoy una inteligencia propia de las máquinas y una comodidad que permiten seguir avanzando con la rapidez que el mundo lo demanda.
Ruehe también reconoció que “los últimos dos o tres años fueron particularmente duros, pues hubo sequía, incertidumbre política y económica, entonces no fue fácil importar, vender máquinas, pagar en Alemania. Pero este año ya vimos algunos signos de recuperación, hay mucho más interés en máquinas, en cambiar las máquinas”.
Lo que es una certeza es que “Argentina es uno de los mayores productores de alimentos en el mundo y lo va a seguir siendo, porque el mundo va a seguir consumiendo carne y leche. Argentina es un país predeterminado para producir más y para eso se necesita más tecnología, en semillas, en la cosecha y en el picado”.
Concretamente, desde Claas “nos mantuvimos siempre firmes en Argentina, con la bandera bien puesta, apostando al futuro que va a llegar, porque hay señales claras en el mercado y siempre queremos participar”.