Emilia Salas es protagonista de una historia de amor por el campo, por la producción de su región. Amor y pasión por lo que se recolecta de la tierra.
Nacida en Chicoana, en pleno Valle de Lerma de Salta, Emilia estuvo vinculada a la producción de tabaco toda su vida. Desde que tiene recuerdos, el tabaco fue parte de su vida y de la de su familia, como tantos otros en esa región norteña.
Luego de varios años ligada a esa producción que tiene como destino ineludible el de la industria elaboradora de cigarrilos, Emilia decidió darle un vuelco a lo que sabe hacer. Ya no trabaja para producir tabaco que será industrial, sino que es una artesana elaboradora de puros.
Ya no en las fincas, tampoco en las estufas. Ni siquiera en los camiones que transportan la mercadería y antes traían leña para el secado del tabaco. Ahora Emilia trabaja en una mesita, con muy pocos elementos: Una chuchilla, una prensita de madera con la forma de los puros, un cuenco con agua y una pila de hojas seleccionadas de tabaco.
El aroma fresco de esas hojas seleccionadas para cada parte del puro, llevan de vuelta a Emilia a su niñez, donde ayudaba a clasificar el tabaco recién recolectado a su padre o abuelo. Quizá sin saberlo, es una de las protagonistas de una historia de amor y pasión, además de resiliencia y reconversión.
Tanta es la pasión que Emilia demuestra, que está orgullosa de hacer con sus propias manos esos cilindros que se fuman, que la vez tienen personalidad, a diferencia de las cosechas pasadas, que se vendían a la industria y poco se sabía de su futuro.
Quizá esa pasión también la llevó a estar considerada como una de las mejores armadoras de puros de la zona. Trabaja con Hugo Flores, emprendedor al mando de Puros Coronel Luis Burela, y por su cuenta, en su casa.
Emilia ama su tierra, ama el movimiento de Chicoana durante la cosecha. Ese añorar el campo en tiempo de tabaco, que se da una vez por año, llevó a esta artesana a quedar atada todo el año al producto de la tierra.
De aquellos tiempos en los que ayudaba a su abuelo a clasificar las hojas, luego en los que acompañaba al camión que traía leña para las estufas, el aroma del tabaco ahora impregna las paredes de la casa de Emilia, que aprendió a elaborar puros de la mano del INTA.
Esta institución en 2018 comenzó un programa para ofrecer otra alternativa a los pobladores, junto a la ahora extinta Secretaría de Agricultura Familiar, y de esa forma generar trabajo, arraigo y una economía regional, por ahora incipiente, pero que suma adeptos.
“Toda la vida ligada al tabaco aquí en la región, que es la actividad principal de la zona. Mi abuelo trabajó siempre en el campo, él era golondrina, hasta que se instaló en Chicoana. De ahí mis padres, que también trabajan lo que es el tabaco desde los inicios, del sembrado hasta la cosecha. Mi padre muchos años fue camionero, que es el que traía la leña de otros lugares para las estufas. Mi abuelo después se dedicó más a lo que era el clasificado. Ahí entramos nosotros desde niños, porque era llevarle a media tarde su pavita al clasificadero, y bueno, mientras él tomaba su merienda, nosotros clasificábamos el tabaco”, recuerda Emilia el comienzo del lazo familiar y regional con el campo.
De ese periplo que acompañó su vida, Emilia recuerda que comenzó con la elaboración allá por 2018, cuando Eliecer, cubano experto armador, por medio del INTA comenzó a dar clases. En ese momento, Hugo Flores y su familia la instan a que concurra, puesto que conocen de sus habilidades manuales. “Yo estaba trabajando, pero conseguí hacerme ese día para ir al curso, que era de mañana hasta media tarde. Era un curso de armado de puros. Eliecer nos daba la técnica, nos enseñó el armado, la selección de hoja, el preparado de la hoja para poder ser maleable, la humedad que tenía que tener, el tiempo de prensado que tiene que tener, etc”, cuenta Emilia, quien amablemente armó puros para las cámaras de Bichos de Campo.
De chiquita, Emilia ayudaba a su abuelo: “Él nos enseñaba a clasificar la primera, la segunda, la tercera hoja. Nosotros aprendimos de chicos. Yo trabajo desde los 10 años aproximadamente en lo que era potrero. Primero en el galpón, que era más liviano, y después ya al potrero, que era más de florar, curar las plantaciones. Después volver a lo que era el galpón, que era el desencañado, pues se desencañaba a mano, el descargado de estufa, el encañado, aunque tenían sus grupos. Siempre estuve lo que es el tabaco, trabajando”.
La convocatoria del INTA a realizar el curso con Eliecer llegó en un momento justo para Emilia, puesto que conocía las hojas de tabaco de toda la vida, sabía hacer manualidades en su casa, y a modo de emprendimiento comenzó con esto.
Los puros salteños están hechos con 3 variedades distintos de tabaco, a pesar de que el 90% del Valle de Lerma esté sembrado con Virginia.
Emilia no se imaginaba ni a los 10 años cuando comenzó a entrar a los lotes, ni tampoco en el discurrir de su vida que terminaría elaborando puros y encontrando un emprendimiento ligado a ellos.
“Veía a mi abuelo, él fumaba el armado casero que él se hacía del mismo clasificadero. Sacaba su tabaquito, lo picaba y lo armaba. Siempre estuve rodeada de ese aroma. Y sí, se extrañó en el tiempo que fui mamá. Pero ahora estar rodeada de esto es volver de nuevo a lo de antes, recordar. Y me da más ese entusiasmo de hacerlo. Esto es como se dice, pasión de hacer algo que te gusta. Es más pasional. Por eso es que me doy mi tiempo y tiene su tiempo, tiene su tiempo y su dedicación. Pero bueno, cuando a uno le gusta, lo hace”, reflexiona Emilia.
Los puros salteños hacen que los fumadores vuelvan a querer fumarlos, sin nada que envidiarle a los cubanos, u otras latitudes con más historia en el armado de estos productos.
Según Salas, es el aroma, “porque es de acá, de Chicoana. Y Chicoana es tierra de tabacaleros”.
“Chicoana vive el pueblo más en ese tiempo de cosecha, de plantado. Es donde más se mueve la gente, donde más familias progresan. Y es algo muy lindo, porque los potreros en la mañana, en tiempo de cosecha, si tienen alguna vez la oportunidad de ir a un potrero y estén en tiempo de cosecha, vayan. El sonido, el ruido que se siente, es muy lindo. El campo en tiempos de tabaco es muy lindo. Chicoana en tiempos de tabaco es muy lindo. Los campos, cuando florecen, son muy vistosos. Dan una postal muy linda, muy linda. Y es lo lindo de lo que es el tabaco. Yo creo que es lo que más se lleva la gente cuando llega. Y he conocido personas que han llegado y que jamás en su vida han visto una planta de tabaco, y menos una flor, que se han llevado para encuadrar. Se lleva algo que es original, algo artesanal, y algo del pueblo, cultura, tradición de un pueblo”, se enorgullece Emilia Salas.