Esta semana, distintos portales comenzaron a hacerse eco de una situación poco feliz en el vecino país de Paraguay.
Sucede que miembros de la Federación de Productores de Yerba Mate (Fepym) removieron cerca de 200 hectáreas de yerbales, en la localidad de Itapúa, para pasar a la siembra extensiva de soja. ¿La razón? Tras años de largas protestas no consiguieron que el Estado de ese país arbitre los precios de esa materia prima, que hoy ronda los 600 a 700 guaraníes para el kilo de hoja verde (entre 70 y 80 pesos argentinos), y los 1200 a 1500 (entre 150 y 180 pesos) para la yerba salida del secadero, afectando la rentabilidad de quienes se dedican a producirla.
Por desgracia, solo un río los divide y esta historia se asemeja mucho a la realidad que desde hace meses enfrentan los productores yerbateros argentinos, que hoy se encuentran con un Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) que no cumple con la totalidad de sus funciones, especialmente sin capacidad para fijar precios mínimos para esta producción, y ni siquiera tiene un presidente que lo conduzca.
Hay que recordar que a través del mega DNU 70/2023 que dictó Javier Milei a días de asumir, se introdujeron cambios en la Ley 25.564 por la cual se creó ese Instituto en 2002, disponiendo que desde ahora se dedicará a “realizar y compilar estadísticas, censos y relevamientos de la producción, elaboración, industrialización, comercialización y consumo de la yerba mate y derivados”, pero ya no fijará precios de referencia ni para la hoja verde ni para la yerba canchada. El INYM, con la discusión de todos los sectores, debía hacerlo dos veces al año, en marzo/abril y en septiembre/octubre.
Y aunque los productores realizaron distintas jornadas de protesta, y la Justicia incluso dictó una cautelar contra el DNU, el mismo fue ratificado y hoy el precio de la yerba es definido “por las leyes del mercado”, que poco han beneficiado a los cerca de 13.000 productores registrados, de los cuales el 80% trabaja sobre menos de 15 hectáreas de yerbales.
¿Puede acaso esto llevar al sector a una situación similar a la que se vive por estos días en Paraguay? Para el productor y dirigente misionero Cristián Klingbeil, la crisis tendrá otros colores en Argentina.
“Los yerbales que se ven en las imágenes de los medios paraguayos son plantaciones de muy bajo rendimiento y de baja densidad, con pocas plantas por hectárea. Por más que ellos digan que están ganando mercados, tienen un problema importante que se evidencia en la cantidad de yerba que ingresó a nuestro país de golpe. Si no fuera así, mantendrían los demás mercados que tienen afuera”, comenzó.
“Ahora bien, acá en Misiones, lo más probable es que los yerbales queden abandonados, porque a diferencia de ellos no tenemos tierra apta para hacer soja, y no es tan sencillo encontrar personal para hacer el cambio”, explicó a Bichos de Campo Klingbeil, quien señaló que es difícil pensar en otra producción con la cual reemplazar la yerbatera.
“Al té, por ejemplo, no podés pasar porque tiene una crisis más larga que la yerbatera, que ya lleva 11 o 12 años. No está teniendo el valor que debería tener y el mercado está complicado. Creo que va a mejorar un poco el panorama con la liberación del glifosato, pero no es una alternativa para el productor. También se está sacando el mamón y los precios de la mandioca se desplomaron, por lo que no justifica meterse en eso. Hoy en Misiones no hay nada a lo que el productor se pueda dedicar que verdaderamente tenga un buen valor. Es una película de terror lo que estamos viviendo”, sostuvo.
En el mejor de los casos, el kilo de hoja verde de yerba ronda en la actualidad los 250 pesos, a los cuales hay que restar el costo de la cosecha, las cargas sociales y el costo del flete, por lo que la rentabilidad del productor es mínima.
El kilo de yerba canchada salida del secadero ronda, por el contrario, los 900 a 1100 pesos. Allí es importante recordar que por cada kilo de yerba cachada se requieren 3 de hoja verde, y se deben sumar los costos de energía y elaboración.
El último precio de referencia fijado por el INYM (en realidad por un laudo de la Secretaría de Agricultura por falta de acuerdo) para marzo de 2024 había sido de 250 pesos para la hora verde y 950 pesos para la yerba canchada, pero estos valores se calcularon en octubre de 2023, es decir antes de la devaluación de diciembre y el cambio de gobierno. Hubo más 260% de inflación desde entonces.
En este contexto, “muchos decidieron no arriesgar y parar a tiempo, para no entrar en compromisos que después no vas a poder cumplir. Si no terminás laburando para pagar cuenta. Hoy el precio lo pone la molinería que es el poder dominante. Es la que maneja todo. Define a cuánto va a vender la yerba canchada y en base a eso el secadero estima cuánto pagarle al productor”, indicó Klingbeil. Es decir que el productor es la variable de ajuste, como sucede en muchas otras economías regionales.
La justicia misionera prohibió la importación de yerba mate molida de Brasil y Paraguay
Frente a este panorama, los rumores sobre no iniciar una nueva zafra hacia finales de este año se refuerzan.
“El volumen fuerte de cosecha es a partir de marzo y hasta agosto y septiembre, aunque la zafra ya inicia en diciembre. En octubre y noviembre se para, normalmente porque la yerba entra en un proceso de rotación y la calidad no es muy buena. Lo que se está discutiendo ahora es de paralizar todo a fines de septiembre y no mover un kilo hasta que esto mejore. Incluso se contemplan medidas de fuerza. Encarar otra zafra más así directamente deja a muchísimos productores afuera y muchísimas tierras abandonadas”, alertó el dirigente.
Frente a esto, el trabajo del INYM y su incidencia en la regulación de los precios se vuelve para muchos productores una necesidad clave otra vez.
“El INYM hoy sigue sin presidente, no tenemos ninguna novedad al respecto, el precio lo está fijando la industria y las consecuencias de eso las estamos pagando nosotros. La verdad que el precio de la yerba hoy es el peor en los últimos 22 o 23 años después de la creación del INYM. La situación del productor está cada vez peor”, dijo a Bichos de Campo Jonás Petterson, productor y ex titular interino de este organismo.
Este medio también consultó al propio organismo sobre la designación de un presidente, pero desde él señalaron que tampoco poseen novedades. En febrero pasado, el ex secretario Fernando Vilella intentó designar allí un agrónomo ligado al ex gobernador Ramón Puerta, pues fue desautorizado de inmediato por Juan Pazo, el verdadero secretario de Producción del equipo económico nacional. Desde entonces no hay nadie en el puesto.
-¿Cuál es la sensación de los productores? ¿Qué es para ustedes el INYM hoy en día?– le preguntamos a Klingbeil.
-Vas a encontrar muchas opiniones diferentes. Hay gente que esperaba que el INYM le resuelva todos los problemas, y nunca pudo entender cuál era su función. Otros instalaron que no servía porque les tocaba intereses, como es el caso de los molineros a quienes les ponían un precio mínimo para pagar y no querían tener ese tipo de control. Pero lo que sí te puedo decir es que antes de esta debacle teníamos a muchos más productores criticando al INYM que hoy. Hoy hay gente que dice que ya estamos tocando fondo, y que realmente estábamos mejor cuando estaba el Instituto regulando algo. Con el INYM pasamos dos periodos muy complicados en el sector pero los pasamos, así que para algo ayudaba.
-¿Ya descartan que se pueda volver a laudar el precio en el futuro cercano?
-Va a ser muy difícil porque está vigente el DNU. Esperamos que en algún momento podamos obtener todas las facultades tenía el INYM, pero la verdad es que la veo muy difícil. Habría que hacer movidas de protestas muy fuertes para lograr hacer algo como se hizo allá por el año 2001, y mover un poquito los sentimientos de nuestro gobernantes a nivel nacional. Lo que yo analizo es que necesitamos como mínimo al INYM con todas sus facultades, y después corregir muchas cuestiones impositivas para llegar con un producto más barato a la góndola, sin tener que pisar la cabeza del productor o de nuestros obreros.
Querian “un cambio”? Ahi lo tienen, gracias a los peronchos estuvieron pescando en la bañera durante 22 años y jodiendo a los consumidores, vivieron como reyes si guardar un mango, ahora jodanse, van a desaparecer por pelotudos, ahora Paraguay, Brasil y Uruguay van a ser los proveedores.
Pero deben estar contentos, les dieron la libertad de estar fundidos, ojala se mueran de hambre todos, a los boludos no hay que tenerles lástima.
Estás en lo cierto. Por su cuero se aprende.
Exacto