“Me vínculo con los caballos de toda la vida, pero después de haber aprendido sobre doma india y coaching con caballos y lo relacioné con el liderazgo empresarial, empecé a ver que muchos de los problemas de la gente en los grupos tienen que ver con el miedo, reacciones contra el miedo, igual que les pasa a los caballos, que espejan nuestro comportamiento”, reflexiona Diego Sánchez Granel, CEO y socio mayoritario de ManAgro una agroempresa que siembra 80.000 hectáreas varias provincias, todo en campos arrendados y tiene casi 50 años haciéndolo.
Diego es ingeniero agrónomo, y lo entrevisté en marzo de 2022 para el capítulo 44 de El podcast de tu vida (por entonces “Oli-Nada-Garcas”). Nació el 14 de noviembre de 1976 en Godoy Cruz, Mendoza, le dicen “Pájaro” o “Pajarito” porque de chiquito “comía picoteando”. Tal es así que el casco que usa cuando juega al polo dice ese sobrenombre.
Justamente el polo y los caballos fueron hilos conductores de la entrevista. Aún hoy sigue jugando. ¿Qué le gusta de jugar al polo? ¿Qué debe tener un caballo para jugar polo? ¿Su podio de los mejores polistas que vio? ¿Qué rol juega la genética?
Hace más de 30 años que está en pareja con Dolores, desde los 15 años. Tiene dos hijos, Justo y Segundo. ¿Un plan B a la agronomía? “Si, ingeniería civil, porque papá tenía empresa constructora y tengo hermano, tío y más ingenieros civiles en la familia”. Además, mientras estudiaba en la universidad formó un grupo de folclore con amigos “tocaba la guitarra 6-7 horas por día”. Llegó a tocar en escenarios, en televisión y sacar CDs. “La verdad me tentó pensar en ser músico alguna vez”, confiesa.
Al trote o al galope, como quieran, pero pasen y lean…
– Para romper el hielo, ¿Qué te acordás de tu primer contacto con los caballos?
– Me acuerdo muy bien. del lado de mi madre tenían campo en el norte de Santa Fe, norte de Rafaela. Una zona bien ganadera. Y me acuerdo de que me pasaba los veranos y los inviernos cuando podía ahí, algo que extraño. Y siempre de chiquito subido al caballo. Y siempre lo disfruté mucho. Mi tío, padrino, hermano de mi madre, profesional de equitación, campeón argentino; mi abuelo jugaba al polo. Mis padres se conocieron por la equitación con mi madre, pero después cuando mi padre se metió en el polo fuimos nosotros también por ahí. Y lo que me encantaba era estar arriba del caballo. Tenía una petisa colorada que andábamos para todos lados. Y me quedó, si cierro los ojos, ese olor a box, a comida, a bosta, el escucharlos comer, cuando mastica avena es de las cosas más placenteras.
– ¿Y cómo ha evolucionado ese vínculo?
– El caballo me acompañó toda la vida. A los 12 años tuve la experiencia de jugar la Copa Potrillos. Jugué con hijos de otros polistas que jugaban con papá. Y hoy son mis mejores amigos. La verdad que, hasta ahí, a mí me gustaba más andar a caballo que el polo, que taquear. Después de ese torneo me enfermé y para toda la vida quedé jugando. Y como el polo evolucionó, y en los campos había cada vez menos gente de a caballo y domadores, en algún momento decidimos criar en la familia, impulsado mucho por mi hermano más grande, que es fanático de la cría. Y fue una pasión que nos unió mucho en la familia. Es lo que más hemos compartido. Algo que hoy por suerte también transmitimos a nuestros hijos.
– ¿En esa Copa Potrillos o en otros años jugaste con alguno que después fue de los que llegaron a conformar grandes dinastías? Los Heguy, Cambiasso, etc…
– Si, jugué. Con los Novillo Astrada, con Paco De Narváez y su hermano. Nos ganaron siempre y por mucho (se ríe).
– ¿Cómo armas el podio de polistas que has visto en tele o en la cancha?
– De mi época, tuve la suerte que cuando era adolescente, que era muy fanático, estaba Indios Chapaleufú 1, de los Heguy y había uno que era Marcos Heguy, que al principio jugaba de 1, después de back, que le decían “El Mago”. Estuve en la cancha un día que hizo un glorioso con la yegua La Marsellesa, que agarró la bocha en una parte de la cancha, hizo una redondilla, recorrió toda la cancha e hizo el gol. Un gol famoso. Y él para mí fue el referente. Con el tiempo él formó a uno que es Juan Martín Nero, que fue uno de los 4 de La Dolfina, con Cambiasso. Que hicieron historia. Tiene mucho del estilo de Marcos que era back, muy inteligente, que no le ibas a ver lujos, pero eran contundentes. Eran defensores pero muy buenos atacantes. Y tercero, inevitablemente, Cambiasso. Es un jugador extraordinario. Agradezco que me haya tocado en mi época verlo jugar. Es un año más grande que yo. Lo vi ganar todo y hacer de todo. Al principio no me gustaba porque no me gustaba el estilo de polo que imponía. Era aburrido. Pero después cuando formó La Dolfina con Nero, Stirling y Mac Donough, diez años inolvidables.
– Ese polo que vos decís por qué era aburrido
– El polo había tenido una evolución, pasarse la bocha, correr, pegar fuerte, de primera, y se empezó a especular con una de les principales reglas del polo que es quedarse con la línea. Cuando vos le pegás generás una línea imaginaria hacia adelante que ninguno te la puede cruzar porque generaría un peligro de chocarse. Y se llegó a especular mucho con eso y se empezó a trabar el polo abusando de esa regla. Después se hicieron modificaciones, porque nadie iba a verlo. Y hace unos años se cambió de nuevo que agilizó todo de nuevo. El profesionalismo del polo había avanzado mucho y las reglas y la dirigencia no. Ahora eso se saldó.
– ¿Y vos has visto que se dice que Cambiasso popularizó el polo, o que empezaron a ver el deporte personas que quizás no tenían contacto con el polo?
– Yo creo que Cambiasso hizo una movida invitando una hinchada de fútbol (N de la R: la de Nueva Chicago). Yo ese día estuve en la tribuna y la verdad que no la pasamos bien. Para mí fue una muy mala idea. Si me parece buenísimo popularizarlo y que más personas puedan ver el deporte. También llevó otros deportistas al palenque. Y es como ver a Michael Jordan, porque él jugando es extraordinario. Pero lo más importante es que él puso la vara tan alta que hizo que todo el mundo tenga que esforzarse mucho. Y empujó a que todo el polo tenga que subir: organizaciones, equipos, jugadores. Además de ser un innovador con la cría, y con los clones, que fue muy jugado y realmente los tipos extraordinarios y con coraje se animan a hacerlo. Y lo que admiro de él es su mente ganadora. Escucho sus entrevistas, lo estudio mucho. En lo que yo hago aprendo mucho de él. El dice que cada día que se levanta hay un montón de chicos que como él quieren tener 10 de hándicap y ser campeón del Abierto y de la Triple Corona. Entonces que tiene que trabajar duro para mantenerse.
– ¿Qué es lo que a vos te gusta de jugar al polo?
– Como me pasa con el trabajo me gusta el estilo de vida. Implica más que esa hora de estar jugando. En mi vida, que partí de un polo de campo, tiene que ver con el entorno, con los caballos, muchas horas con los petiseros, en los palenques… en una cancha de polo se junta un petisero que vino de Corrientes y el Príncipe de Malasia. Conocés gente de todos lados. compartís asados y mates. Y todo el mundo tiene algo en común que es el amor por los caballos. Es muy difícil que alguien juegue al polo o esté en este mundo y no ame los caballos.
– ¿Y qué se necesita desde el punto de vista físico para jugar al polo como lo hacés vos? ¿Entrenás?
– Hemos jugado al polo con gente que corre Ironman, pero queda muerto después de un partido de polo. ¿Cómo puede ser si yo estoy medio pasado de kilos, hago algo de ejercicio, pero no mucho? Tiene que ver que lo que te entrena para jugar al polo es andar a caballo. Entonces vos podés hacer mucho gimnasio, pero si no andás a caballo el día que jugás después del verano que dejaste un mes te duele todo al otro día. De todas maneras, hoy cambió, los profesionales se entrenan en serio, como otros deportistas de elite. Hay tipos de 60-70 años que juegan. La peligrosidad está en el golpe, pero no en no poder estar arriba del caballo y jugar. A mí me pasó que estaba pasado de kilos y tenía una hernia de disco y tuve que entrenarme en abdominales. Y el otro tema que tenemos los polistas es el famoso codo de polista o de tenista o de golfista, que son tendinitis. Y los desgarros de aductores, que es donde apretamos al caballo para mantenernos bien y direccionarlo.
– Y según tu experiencia y a partir de esa simbiosis entre el jugador y el caballo, ¿Eso se tiene que hacer en etapas tempranas de la vida o puedo arrancar a los 30?
– Yo creo que el polo es un deporte que tu forma de andar a caballo marca cómo jugás. Viste que vos reconocés a veces a las personas por cómo caminan. En el polo pasa lo mismo. Tu equitación arriba del caballo es fundamental para jugar bien. Ahora, hay grandes jinetes, con un andar privilegiado que no son 10 de hándicap. Y hay 10 de hándicap que no tienen una equitación muy buena. Pero es una correlación bastante lineal. Si vos andás bien a caballo es muy fácil que juegues bien al polo. Y viceversa. Una cosa es pegarle a la bocha a velocidad, y pensar en el juego y otra cosa es hacer eso y dominar un animal de 400 kilos.
– ¿Y cuáles son las claves en ese “binomio” jinete-caballo?
– El caballo se deja liderar por vos pero necesita instrucciones claras. Si está entrenado con instrucciones claras va a responder. El problema es cuando vos no conoces de eso, le hacés doler la boca, no lo acompañás con las piernas para que gire.. en fin, cuanto más jinete seas y conozcas al caballo y entendimiento entre ambos hay más potencial de jugador.
– Y metiéndonos en la segunda parte de lo que quiero hablar, ¿qué características debe tener un caballo para jugar al polo? Y si dentro de la caballada si tenés un caballo más “defensor”, otro más para atacar…
– En el polo te van a decir muchos que cada uno tiene sus preferencias y tiene que ver con cómo es tu estilo de juego y de equitación y en qué parte jugás, si sos más defensor, o atacante. Lo más importante que buscamos todos es que tenga sensibilidad en la boca. Que frene y arranque rápido. Lo otro que buscamos es que tenga buenos movimientos pegados al piso. Que cuando vos te tires la bocha chiquitita, a distancia, y lo importante es que te quede cómoda para pegarle. El golpe tiene que ver con el swing que hagas y eso tiene que ver con que estés cómodo parado arriba del caballo. Y para eso siempre es mejor que el caballo venga planchadito, no a los saltos. Y lo último, es la docilidad, porque la montura si te corcovea te pegás un golpe. Y finalmente, que sea despierto y la velocidad. Mi consejo, para los que arrancan a jugar, es que vos te vas a perder 4-5 jugadas por velocidad, pero por falta de boca te vas a perder 70. Por eso, primero es la boca. Obvio que los caballos del Abierto tienen de todo.
– ¿Qué tecnologías hay hoy disponibles y qué se busca?
Y, hoy tenés, por ejemplo, en la cría de polo, hay una tecnología tremenda. La última es la clonación, que es agarrar, por ejemplo, la “Dolfina Cuartetera”, la mejor yegua histórica de Cambiasso, que le sacás una célula, obtenés el código genético y la podés clonar y replicarla en varias. Tenés la misma desde lo genético al menos. Antes salía un montón de plata, hoy está más accesible. Lo otro que tenemos es transferencia embrionaria, que es mandar una yegua buena, la servís o inseminan con semen de un padrillo bueno, cuando el embrión se forma le sacan el embrión a la yegua jugadora y se lo meten a una yegua receptora y podés seguir jugando con tu yegua jugadora. Antes tenías una yegua buena, la jugabas hasta los 15-16 años y ahí recién ahí era servida por un padrillo. Te tocaba macho o hembra, lo que la naturaleza diga, y pasaban 20 años hasta que la hija de ese animal valioso para vos pudiera jugar. Hoy todo es más rápido.
– Me gustaría cerrar este tema con el caballo, el management, los vínculos con las personas… ¿Qué puede transmitir el caballo en el coaching, y todo eso?
– En algún momento de mi vida profesional, en 2007, me fui a hacer un curso de doma india con (Oscar) Scarpati a San Luis y me cambió mucho. Yo era jinete, cuando era chico hasta hacía jineteadas, pero me cambió mucho entender al caballo. Y te diría la cosa más fuerte es que lo más fuerte es que todo lo que hace el caballo que lo que hace el corcoveo, enojos y muchas cosas tienen que ver con el miedo y el fracaso es del jinete y no del caballo. Para mí fue un cambio de paradigma fuertísimo. Y cuando me fui metiendo en la carrera profesional, liderando equipos, iba viendo que muchos de los problemas de la gente en los grupos tienen que ver con el miedo. Reacciones contra el miedo. Es increíble lo que traba el miedo a hacer cosas. Este año fui a hacer coaching con caballos, que nunca había hecho, me quedé impresionado con lo que se puede lograr. Aprendí que los caballos se dejan liderar por vos pero si vos no sabés liderarlos se complica. Los caballos nos espejan.
– Che, bueno, llegamos al tirando paredes, el decálogo de este podcast, lo que pide esta sección un ida y vuelta, como un pin-pong. La primera es ¿Qué lugar, ciudad, país de lo que conozcas te gusta más?
– A mi mujer le encanta viajar, asique conocí mucho de Europa, Egipto, Dubai, Abu Dabi, pero sin dudas que me quedo con Los Valles Calchaquíes, un lugar de ensueño, energético ancestral.
– Y qué lugar te gustaría conocer?
– La que tengo pendiente es Australia. Me encantaría ir sobre todo a la parte de campo.
– Llegás a tu casa después de un día largo de laburo. ¿Cómo te relajás? ¿Cómo encontrás el reseteo para volver?
– Primero, darle un beso a mi mujer y mis hijos, mirarlos a los ojos, verlos bien. Después, cuando estoy solo me gusta mucho mirar programas de talento de música. De dónde salen y qué hacen hoy. Ese minuto de gloria. Me emociona imaginarme de dónde vienen.
– ¿Vino o cerveza?
– Me gusta mucho todo. Pero el vino espumante es lo que más me gusta.
– ¿Algo que te guste del laburo?
– Me gusta mucho laburar en equipo. No me gustaría trabajar solo. Pero a esta altura me encanta la adrenalina de negociar. Negocio mucho y con mucha gente y me gusta conocer las personas. Siempre aprendo.
– ¿Una serie o película?
La película de mi vida una que se llama “Herencia de un valiente”, sobre un chico que tiene que manejar una manada de caballos en Australia. Es una de Disney.
– Si tenés tatuajes ¿cual te gusta más? Y si no ¿qué te tatuarías?
– No tengo. Muchas veces pensé, ¿habrá algún motivo para tatuarme algo para toda la vida? Si, obvio que lo hay, pero me parece que está bueno no tener etiquetas, algo que te ancle. Mi tatuaje sería “No tattoos”.
– ¿Qué superpoder te gustaría tener y por qué o para qué?
– La verdad, creo que lo tengo. No sé si necesito otro. Mi superpoder es tener familia, amigos, un trabajo, dar trabajo. Todo eso lo disfruto y lo agradezco.
– ¿Qué animal te gustaría ser y por qué?
– Obviamente, caballo. Tiene nobleza, velocidad, lindo aspecto, estética. Poder estar al servicio de alguien. Son grandes virtudes.
– Te dejan volver el tiempo atrás. ¿A dónde volverías y para qué?
– Me hubiera gustado estar en la época de las estancias, cuando eran enormes, que eran ciudades en sí mismas. El gaucho con sus destrezas. Pero si tuviera la posibilidad de ir al pasado elijo el campo de la infancia, la petisa colorada. Y todos esos momentos. Estar un día ahí, poder abrazar a mi abuela otra vez, a mi padrino, y mirar a ese chico que era para ver si cumplí con sus expectativas, y todo lo que soñaba cuando jugaba a la siesta en los galpones.
– ¿Cocinaba algo rico la abuela?
– Un flan fabuloso.
– Bueno Diego, gracias, lo último que te pido es un tema musical para cerrar nuestra charla. ¿Cuál sería el tuyo?
La “Zamba del Chalchalero”, sin dudas. Tengo un amor por el folclore muy lindo, esta samba engloba muchas cosas hermosas del campo y de nuestro país.