El ministro de Economía, Luis Caputo, firmó la semana pasada y publicó este lunes en el Boletín Oficial una resolución en la que designa como Director Nacional de Agricultura a un empresario que él mismo echó del gobierno hace tres meses, el riocuartense Germán Di Bella.
Con este hecho absurdo y anecdótico, pues la resolución se dicta al solo efecto de que Di Bella pueda cobrar los salarios que le corresponden y acreditar su fugaz paso por el gobierno de Javier Milei, se cierra un círculo burocrático, que se corresponde con el semestre más improductivo en la extensa historia de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
Ese organismo figura en el mapa del sector público desde que fue creado por Ley 3727 del año 1898, durante la segunda presidencia del General Julio Argentino Roca. Pero nunca lo había pasado tan mal como hasta ahora, en los primeros meses de la gestión del primer presidente libertario. La puja entre un secretario con veleidades de grandeza, el ex decano Fernando Vilella, y un ministro Caputo que quería concentrar todo el poder y conjuró desde el vamos esas pretensiones, marcó estos primeros siete meses de gestión. Los siete meses más improductivos de la historia.
Entre ambos funcionarios ayudaron para paralizar toda la política pública agropecuaria. Y dejaron a la vieja y querida Secretaría de Agricultura casi como una dependencia de cuarta, subordinada y sometida por completo a las decisiones del Palacio de Hacienda.
Las políticas a favor de la producción agachando la cabeza frente a los tribulaciones fiscales del Estado. Que solamente ese y no otro es el resultado final de la gestión del ex secretario Vilella, por más que éste se ufane de haber hecho muchas otras cosas en las múltiples entrevistas que ahora sí concede a los medios. Desde que lo echaron del poder Vilella habló más que en toda su gestión. Ahora reconoce que lo tenía prohibido.
Di Bella, un cordobés que participó de la fundación de la industria del bioetanol en el país, se había sumado al equipo ilusionado de Vilella, en los primeros meses de gestión, cuando parecía que la ex Secretaría de Agricultura iba a tener algo de autonomía. Por esos días calurosos de diciembre, el ex decano de la UBA se hacía llamar “secretario de Bioeconomía” y pedía un cambio de denominación en su cartera que recién se concretaría con el Decreto 293/24. Como esa norma se firmó el 5 de abril, esa es la fecha de corte para el nombramiento tardío de Germán Di Bella en la dirección nacional de Agricultura, así como antes se había nombrado a Belisario Castillo como director fallido de Ganadería.
Todos estos funcionarios, echados o renunciados como fruto de la fuerte interna entre Vilella y su superior inmediato, el ministro Caputo, habían asumido en el primer tramo de gobierno sin una designación formal. Por eso estas tardías resoluciones que intentan al menos “normalizar” y “registrar” su paso por el gobierno libertario. Ahora son nombrados para no asumir y dar por finalizada una historia. Esa historia comenzó a cerrarse la semana pasada, con otro decreto que dio por despedido al decano Vilella y lo reemplazó por Sergio Iraeta.
Iraeta, ya es sabido, fue el interventor que mandó a Agricultura el verdadero secretario productivo del equipo de Caputo, Juan Pazos, al que ahora Vilella -en sus reportajes tardíos- se atreve a calificar como “un funcionario de segunda”. Esa intervención de Agricultura por parte de las autoridades de Economía viene desde febrero pasado, con el envío de dos contadores que se ocuparon de controlarle las cuentas a Vilella. Luego se profundizó con el despido de los dos productores que secundaban al decano, los maiceros Pedro Vigneau y el mencionado Di Bella. Eso también sucedió el 5 de abril.
Desde abril hasta ahora solo hemos visto los estertores de la gestión poco digna de Vilella, que debería haber renunciado entonces y no aferrarse a un poder que ya no existe. Con la intervención consumada y el desembarco de Iraeta como segundo al mando, solo restaba contar las semanas para esperar un desenlace predestinado. Desde entonces todos fue una pérdida de tiempo, que terminó por redondear el semestre más improductivo en la historia de la Secretaría de Agricultura.
Vigneau, Di Bella, Castillo y prematuramente Germán Paats son fragmentos de la explosión del equipo soñado por Vilella cuando todavía pensaba que tendría autonomía y podría desplegar sus ideas. Son todos ellos víctimas de la furia de Caputo, que no concebía esa independencia desde el vamos envió a Juan Pazo y luego a Sergio Iraeta a intervenir y someter los sueños del fugaz secretario de Bioeconomía.
Fin de una etapa. Punto.
Ahora solo falta retroceder en el cambio de denominación, para que el área (ahora sometida en el manejo de personal y de su presupuesto) vuelva a llamarse “Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca”. Y completar los casilleros que van dejando los soldados más leales a Vilella, que fueron arrasados en el campo de batalla sin haber ofrecido la más mínima resistencia.
Si equipo propio, salvo Manuel Chiappe, que ocupará la subsecretaría de Producción Agropecuaria y Forestal, lo que debe resolver ahora Iraeta es si confirma o reemplaza a varios funcionarios resilientes de la gestión frustrada del decano. La mayoría de ellos podría sin embargo sobrevivir, porque responden a otras alianzas y lógicas. Es el caso de otros dos subsecretarios de ese sector.
El de Mercados Agropecuarios, Agustín Tejeda, debería quedar porque ha mostrado disciplina y silencio, y porque proviene de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y el Consejo Agroindustrial Argentino. Romper lanzas con ese sector no parece ser buen negocio para el gobierno. Algo parecido sucedería con Matías Canosa, a cargo de la ex ONCCA, quien tiene respaldo de la ganadería más atildada y los frigoríficos exportadores.
El subsecretario de Recursos Acuáticos y Pesca, Juan Antonio López Cazorla, tiene acuerdo de las provincias con litoral marítimo y de la propia Cancillería. Además el equipo de Caputo nunca tuvo un nombre propio para manejar la política pesquera.
Diferente es el caso de la Subsecretaría de Bioindustrias, Biotecnología e Innovación, que estaba a cargo de Pablo Nardone, el alter ego del propio Vilella. El funcionario ya presentó su renuncia, que sería aceptada sin pensarlo. Solo falta pensar el nombre de un posible reemplazante.
En las segundas líneas, Iraeta también ha confirmado al director de Comunicación y Prensa, Patricio Naveyra.
Otras alianzas ideadas por el echado secretario serán observadas en las próximas semanas por Pazo, Iraeta y Chiappe: son las que colocaron en la cúpula del INTA y el Senasa a dos hombres de ambas instituciones, Juan Cruz Molina Hafford y Pablo Cortese. Esto corre también para quienes los secundan como vicepresidentes, la ex Aapresid Beatriz “Pilu” Giraudo y el respetado veterinario Sergio Robert. Claudio Dunan, titular del Instituto Nacional de Semillas, tendría una estabilidad más asegurada, pues proviene de la poderosa Bioceres y tiene el aval de la industria semillera.
Como sea, Vilella ya fue y los resultados de su gestión han sido desastrosos: dejó a la Secretaría de Agricultura con sus niveles de autonomía y posibilidad más escasos de toda su extensa historia.
En “El decano de Agronomia renuncio para poder seguir siendo decano”, el Ing Vilella explica a los periodistas de pagina 12 (Javier Lorca y Cecilia Sosa) “su decisi;on”, luego que la corte suprema anulara una resolucion de la UBA que habia permitido su eleccion en 1998 (en Pagina 12).
Obtendria otro periodo y luego se postularia como Rector de la UBA en 2006, etc. etc. El resto se puede seguir en los medios.
En 1997 impulsaria los agronegocios, en un momento en que desde la Universdad y en casi todo el mundo se impulsaba la investigacion como estimulante de la actividad economica. No esta mal proponer los agronegocios como una porcion, si querer comerse toda la torta.
Y aca viene lo mas interesante, y es que para cualquier propuesta actual se necesita mas y mas investigacion cientifica-tecnologica.
Y alli esta la confusion que crea , mezcla lo academico, con lo politico, lo antiguo con lo que vendra, etc, etc, Al no profundizar, propone cosas que ya estan en curso, y al no saberlo, las impide o desmantela. . No me detengo en esto.
Solo para matizar. En los paises visitados por Vilella, debe haberse percatado que habia organismos de Agricultura, y los funcionarios tienen formacion muy alta en diversos temas.
La bioeconomia en general se reserva para ciertas areas que se quiere mejorar.
No se puede abarcar todo, sin profundizar, y desoyendo a quienes ofrecen consejos utiles y reales. Estamos en una instantaneidad permanente, lo que vas a proponer ya casi seguro , lo hizo otro, y podes saberlo. Necesitamos mucha profundidad de conocimientos en muchos temas para no meter la pata a cada rato.
Lo que la justicia no pudo hace 25 años, lo hizo la realidad a su tiempo.
Y creo que hay mucho de esto en muestro medio, deberiamos reflexionar como se hacen las cosas, como y quienes toman las decisiones importantes, etc.
No saben cuanto lamento que siempre tengamos que llegar a esto. Que no se aprenda de los errores. Es un ciclo permanente, del mismo error. Hagamos algo para que el ciclo no se repita!!!.
por favor no bajen mi mensaje, es dificiles encontrar canales de comunicacion , paraestos temas gracias