Cuando el padre de Adrián Scarpeccio, el actual CEO de la firma de maquinaria Super Walter, decidió fundar junto a su socio Walter una empresa especializada en la fabricación de bombeadores, que posteriormente se encargó de hacer los cajones de las sembradoras y luego esos equipos completos, detrás de él no había ningún tipo de experiencia en el rubro.
En la industrial localidad de Las Parejas, en la provincia de Santa Fe, el apellido Scarpeccio estaba, por el contrario, relacionado a trabajos de sastrería.
“Mi padre era sastre y cuando llegó la corriente continua se puso a hacer bombeadores con su cuñado Walter, con quien se asoció y creó la marca que llevó ese mismo nombre. Cuando la sociedad se separó, el bombeador quedó igual con esa marca”, contó a Bichos de Campo Adrián, que convivió durante toda su infancia con la pequeña fábrica inicial en el patio de su casa.
¿Pero cuánto fue que “Walter” se convirtió en “Super”? Nada menos que cuando lograron construir su primera sembradora.
“Pasar de los dedales y las agujas a hacer una sembradora fue tocar el cielo con las manos”, dijo el actual CEO, cuyo apellido, sesenta y seis años después de aquel logro, ya nadie vincula con el oficio del sastre.
Con los años la fábrica se traslado y se amplió sobre la ruta 178. Si bien en aquel momento estaban fuera de la ciudad, en la actualidad quedaron prácticamente rodeada por ella, por lo que ya están construyendo una planta nueva más alejada.
“Hasta 1994 hacíamos máquinas de roturación y siembra. A partir de ahí empezamos con todo lo que es siembra directa y nos fuimos adaptando. Hoy tenemos 130 personas trabajando directamente y otro tanto de mano de obra tercerizada. Al ser una ciudad de mucha maquinaria e industria, conseguir colaboradores y profesionalizarlos es algo que cuesta. Por eso los tenemos a todos bien acomodados para que se queden y nos sigan ayudando a seguir creciendo”, señaló Scarpeccio.
Desde el 2004 la firma empezó a pisar fuerte en el mercado exterior, como forma también de diversificar el negocio y sobreponerse a los vaivenes económicos locales. Es así que Super Mario envía maquinaria a Rusia, Ucrania, Moldavia, Kazajistán, Venezuela, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
“Vendemos la máquina acompañándola de la tecnología de la siembra directa, porque con la máquina sola no vas a hacer siembra directa. La sembradora no te va a solucionar nada, tenés que contratar un agrónomo que te dé instrucciones de cómo seguir la parte agronómica. Nuestro comercio en la actualidad es un 30% afuera y un 70% local. Pero el año pasado, que veníamos de dos o tres años de seca, vendimos casi el 60% de lo que se fabricó al comercio exterior. Vendemos unas 250 máquinas al año”, detalló el empresario.
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-En el rubro se dice que son la principal exportadora de maquinaria agrícola argentina- le preguntamos a Scarpeccio.
-Somos los más constantes, los que más hemos salido afuera desde el 2004. Hemos mantenido la clientela y en unidades somos la número uno de máquinas vendidas afuera
-¿Es fácil exportar ahora con esta condición económica?
-No, no es fácil. El tipo de cambio no nos acompaña, pero ya lo hemos perdido en otra oportunidad. En el año 2012, cuando íbamos a Rusia, la máquina que les costaba 60 mil dólares pasó a costar 100 mil y nos volvimos con las manos vacías. En estos años estamos caros en dólares comparándonos con Brasil, con la industria alemana también, pero le buscamos la vuelta para achicar márgenes de todos lados, mejorar la compra y la productividad. A nosotros nos sale caro poner en marcha las maquinas, por eso tratamos de que salgan lo más perfectas posibles cosa de tener gastos adicionales. Es complicado, pero más complicado y feo es perder el cliente que no costó mucho ganar por una situación económica del país.
-Parece que van siempre los ponchazos. Nunca tienen dos años de paz.
-No, no podemos manejar un programa a cinco años como nos piden todos. Todos los industriales te van a decir que esto es día a día, mes a mes.
-Son un raro ejemplo de resistencia y adaptación. ¿Qué se necesitaría para que vos puedas programar la vida de tu fábrica, de tanta importancia para tu localidad?
-Estabilidad económica, que no haya inflación. La inflación fue un daño enorme porque cuando te descuidás, no tenés nada, perdiste todo. Si vendiste y no compraste a tiempo los materiales, y fuiste a entregar la máquina con una demora de 90 días, ya no podes reponer y comprar lo mismo. Necesitamos estabilidad. Ojalá podamos, con esta nueva política económica, hacer programa a largo plazo.
-Al mismo tiempo están construyendo una planta nueva. ¿No es medio suicida en la Argentina hacer ese tipo de cosas?
-Es mejorar para producir mejor. Hemos cambiado la planta histórica que fundó mi padre, que quedó atrapada con galpones bajos. Hoy en día cambió todo. Hemos ampliado la estructura para poder trabajar mejor y bajar costos. Todas las fábricas queremos fabricar más y es difícil porque el campo nos se agrandó, el campo es el mismo de siempre. En la Argentina no abrimos más tierra. Por eso le apostamos mucho al comercio exterior, a donde destinamos gran parte de la venta que nos queda libre. No queremos dividir al año en seis meses, sino en por lo menos 11 meses para poder mantener toda la estructura que tenemos armada.
El mercado interno debería ser el principal demandante de maquinaria agricola, pero los impuestos regresivos, las retenciones agrícolas, la falta de crédito a largo plazo, la burocracia, los caminos , la logística, etc,etc, que podemos resumir como “costo argentino”, hace que no podamos competir en igualdad de condiciones con los productos importados y resulta muy difícil poder exportar.Esperemos que las autoridades alguna vez se den cuenta dónde está el futuro del país.