Con la devaluación mensual programada del 2,0% del tipo de cambio oficial se proyecta que para mediados del próximo mes de abril se habrá perdido toda la competitividad cambiaria ganada desde diciembre pasado a causa del impacto de la inflación. Así se mostró en la última edición del evento en formato virtual Economía Online realizado este miércoles.
El tipo de cambio “contado con liquidación” (CCL) viene registrando una tendencia bajista debido a la presión vendedora proveniente de la obligación de liquidar el 20% de toda operación de exportación de bienes y servicios en ese mercado, el cual consiste en cambiar pesos argentinos por dólares en el exterior mediante la compra-venta de acciones o títulos de deuda que cotizan en mercados internacionales.
Vale recordar que el decreto 28/2023 dispuso el pasado 13 de diciembre que la liquidación de las exportaciones de todos los bienes y servicios pasan a constituirse a partir de una proporción del 80% al tipo de cambio oficial y del 20% restante en el mercado bursátil externo (CCL). Esto se conoce popularmente como “dólar exportador”.
“La devaluación implícita en los futuros de dólar del Matba Rofex muestra que el mercado considera que no es probable que pueda mantenerse la devaluación mensual del 2% vigente en la actualidad”, señaló Julián Frakiel, economista de ConoSur Investments, en un artículo publicado por Contenidos CREA.
“Para que el esquema cambiario sea sostenible es fundamental que se desacelere la inflación a partir de los meses de marzo y abril de este año apuntando a una inflación de un dígito para abril o mayo”, añadió.
El economista consideró que el sinceramiento de precios relativos tiene aún un largo camino por recorrer a causa de los profundos desequilibrios macroeconómicos heredados del gobierno anterior. “Algunos servicios no ajustaron aún todo lo que deberían haber ajustado, mientras que otros sectores todavía no pudieron convalidar ajustes por el bajo poder adquisitivo de la población”, resaltó.
El especialista de ConoSur Investments destacó que la meta del gobierno es reducir progresivamente la brecha entre el tipo de cambio oficial con el CCL para que la unificación cambiaria sea lo menos traumática posible en términos de devaluación.
De todas maneras, ese objetivo enfrenta una serie de desafíos, dado que, sin financiamiento internacional, la única fuente de divisas de la economía argentina son las exportaciones de bienes y servicios, las cuales requieren un tipo de cambio competitivo para poder operar con cierta normalidad.
“La falta de posibilidad de acceso al financiamiento internacional de alguna manera le pone un límite a la capacidad de seguir atrasando el tipo de cambio, a menos que se instrumente por la vía política un préstamo proveniente de algún organismo multilateral”, explicó Santiago Giraud, economista de la Unidad de Investigación y Desarrollo de CREA.
Otra alternativa es modificar el esquema de “dólar exportador”, de manera tal de conferir una mayor proporción al CCL respecto del tipo de cambio oficial para aplicar una devaluación selectiva destinada, precisamente, al sector exportador en general y agroindustrial en particular.
Giraud dijo que la lógica indica que el estímulo cambiario debería instrumentarse a partir de marzo próximo, cuando comienza la cosecha de maíz temprano, con el propósito de incentivar ventas agrícolas que permitan gestionar embarques y, por lo tanto, acelerar el flujo de ingreso de agrodivisas.
Un aspecto importante por considerar es que las relaciones insumo/producto son actualmente muy desfavorables para la actividad agrícola, lo que podría impactar en la inversión tecnológica de la campaña 2024/25.
Si bien el gobierno nacional está realizando esfuerzos para ordenar el descalabro heredado en materia de comercio exterior, todavía falta un largo camino hasta que las operaciones de importaciones puedan fluir con cierta normalidad.
“Los importadores sigue registrando dificultades para acceder a divisas y eso incrementa sus costos financieros y logísticos, lo que repercute en los valores de los agroinsumos”, apuntó Santiago. Adicionalmente, también pesa el reciente incremento del “impuesto PAIS” aplicado a las importaciones, que actualmente se encuentra en un 17,5%.
El economista además destacó que otro desafío importante es el relativo a la sostenibilidad de la política de déficit cero de la administración pública nacional, ya que el recorte de gasto se viene realizando fundamentalmente por licuación de partidas
“No hay por el momento un cambio estructural del Estado orientado a una reducción del déficit, sino un congelamiento de partidas en un contexto inflacionario y esa licuación tiene cierto límites, que en algunos casos ya comenzaron a evidenciarse”, explicó Santiago.
En lo que respecta a la situación de las provincias, el economista señaló que las más comprometidas son aquellas que se venían financiando con aportes discrecionales girados por la Nación.
“Las que tenían mayor dependencia de las transferencias de la Nación y en el nuevo escenario no quieren recortar el gasto público tienen dos alternativas: emitir cuasimonedas, como es el caso de La Rioja, o bien incrementar la presión impositiva, que es lo que viene haciendo la provincia de Buenos Aires”, resumió.