En el medio de la ciudad de Perico, en los valles del sur de Jujuy, se encuentra la Cooperativa de Tabacaleros de la provincia. Fundada en 1969, ella supo agrupar a más de 1.200 productores que cultivaban tabaco en una superficie que llegó a superar las 20.000 hectáreas. Esos números bajaron con el paso de los años, hasta unas 12.000 hectáreas, pero todavía se mantienen en niveles que transforman a esta asociación en la procesadora de esa materia prima más grande de Argentina.
“Tenemos 845 socios y unos 450 entregando tabaco en estos momentos. Estamos en torno a las 12.500 hectáreas productivas. La superficie fue decayendo con los años por varios factores, entre los que se destacan los altos costos productivos y el aumento de la urbanización en el valle de Perico. Aún así, más de 25.000 familias viven del tabaco”, dijo a Bichos de Campo Sergio Mancini, presidente de la cooperativa.
Aunque el volumen de tabaco local a procesar bajó, la firma se mantiene como una de las más importantes dentro del universo tabacalero por ofrecer no solo servicios de acopio, sino también de procesamiento para terceros. Algunos de sus principales clientes son Massalin y Alliance One, que demandan un procesamiento de entre 20 y 22 millones de kilos de tabaco. China también se ha convertido en un mercado con gran demanda de este producto.
“El procesamiento del tabaco comienza desde la llegada del fardo de 45 kilos a la cooperativa. Se lo manda a una cámara de vacío donde se enfría el fardo para evitar que se deteriore, y de ahí pasa por unas máquinas que separan el palo, que se pica y se pone en cajas, de la hoja, que va hacia otro sector donde se pica junto a otros blends”, explicó Mancini.
Esto es clave porque la cooperativa elabora distintos blends en función de los requerimientos de sus clientes, siempre a partir del tabaco de la variedad Virginia que se obtiene en Jujuy.
Es importante entender además que este cultivo se comercializa por posiciones, en función de si las hojas son las de debajo de la planta, las intermedias o las superiores, ya que la calidad difiere. Cada hoja recibirá una valoración y un precio distinto, siendo las superiores las más caras de todas.
Para asegurar la calidad de la materia prima, para dar con los estándares fijados por los compradores, la Cooperativa cuenta con una serie de agrónomos que asesoran a los productores asociados con ella.
“Los productores se suscriben a un convenio de compra venta con nosotros en julio, cuando va a comenzar la siembra, donde están las clausulas referentes al modo de producir, que a su vez nosotros debemos cumplir para dar con las exigencias de nuestros clientes. Los técnicos les dan las instrucciones para que sepan cómo tiene que ser clasificado, qué exigencias de patrón hay y cuáles son las preferencias comerciales”, indicó a Bichos de Campo Miguel González, gerente de campo de la Cooperativa de Tabacaleros de Jujuy.
Parte de las exigencias tienen que ver con la forma en que ese tabaco es producido, que según González debe cumplir con varios requisitos de manejo.
“La semilla debe ser certificada, los agroquímicos a usar deben ser los permitidos, incluso hacemos un análisis de residuos precio a comprarles el tabaco, para verificar que no se superen las intolerancias. Tenemos un convenio con la Universidad Nacional de Jujuy que hace los análisis en un laboratorio que tienen y eso nos permite saber qué producto estamos recibiendo”, afirmó González.
A eso se suman otras presiones vinculadas a lo ambiental y lo social, por lo que desde la cooperativa realizan otras acciones como la difusión de los efectos nocivos del cambio climático, siendo la sequía uno de los principales fenómenos que afectó a esa producción.
Esa es en parte la razón por la que la producción requiere de riego complementario, que se realiza gracias a los diques con los que cuenta la provincia. Además, el inicio de la siembra se realiza en agosto, y las lluvias estacionales recién llegan para la segunda quincena de noviembre.
“Jujuy siempre se caracterizó por rendimientos medios altos si se lo compara con otras zonas productivas. Nuestra media está alrededor de 2.500 kilos por hectárea, porque hay productores muy eficientes, muy tecnificados y muy profesionales. Tenemos la suerte de contar con productores que realmente conocen y son muy prolijos en su finca. Obviamente que eso requiere de un costo en insumos bastante importante. Así que la provincia se caracteriza por aplicar una tecnología importante en el campo a un elevado costo que se traduce en rendimientos medios mayores a otras zonas productivas. Eso sucede cuando además acompaña el clima”, señaló González.
-¿Qué le piden en general desde la cooperativa a los gobiernos y autoridades?- le preguntamos a Mancini.
-Siempre les pedimos estabilidad, pedimos que nos ayuden con los impuestos. Hoy el costo que tiene Jujuy o Salta para llevar un contenedor a Buenos Aires es más caro que el Marítimo. La verdad que los costos de logística nos matan.
-Cualquier medida tendiente a bajar costos productivos mejoraría su competitividad e ingresos.
-Así es. Cuando más bajamos los costos, más margen nos queda para la cooperativa y los productores.
-¿Por eso reclaman tanto por las retenciones?
-Sí, eso pega mucho en el precio, siendo que el 95% del tabaco se va hacia la exportación. La verdad es que es un número muy alto que pega directamente al productor, porque el exportador te lo vuelca directamente al producto.
-¿Sigue sirviendo como herramienta la figura de la cooperativa?
-Sí, si no fuera por esta cooperativa ya no sería negocio para el productor. La cooperativa pone y pelea por los productores, y logra consensuar con las otras empresas poder seguir en pie. Yo digo que el día que no esté cooperativa, se acaba el negocio del tabaco, porque la verdad es que son lo que ponen y pelean por los productores para poder seguir produciendo.