El ingeniero agrónomo Raúl Dávalos es salteño de pura cepa, a pesar de que nació en Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires. Pero se crió entre la capital de Salta y Molinos, en el Valle Calchaquí, y pertenece a la sexta generación de vitivinicultores asentados en Tacuil, un bellísimo y fértil oasis en medio de una zona serrana, al norte del Valle.
Desde principios del siglo 19 su familia viene practicando ese noble oficio de cultivar vides y elaborar vinos, buscando la excelencia, tarea que hasta hoy realizan en una pequeña bodega que lleva el nombre de la zona, Tacuil, palabra que ellos mismos traducen como “recóndito”, y que consideran muy acertada para describir ese paisaje alejado de la civilización, ubicado al suroeste de Molinos. Allí, tierra adentro, la familia Dávalos halló un terruño asombroso para practicar una vitivinicultura extrema, con el fin de elaborar vinos de altura –desde 1400 a 1700 metros de altitud- y de alta calidad por su especial microclima.
Por muchos años supieron tener los viñedos más altos, ya que hoy han sido superados por otras bodegas. Raúl maneja la parte enológica de la bodega junto a su hermano Álvaro, mientras que otro de los hermanos, Fernando, se ocupa en la finca de producir especias como pimientos para pimentón, ají, aromáticas como romero, orégano, comino, ya que el clima es ideal.
La familia ostenta su primer premio, cuando sus ancestros ganaron una medalla de oro en 1871, en un concurso que realizara el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento en la provincia de Córdoba. Hoy está exhibido en el cabildo histórico de Salta. El padre de Raúl fue elegido como Leyenda del vino argentino por uno de los críticos de vino más famosos de Inglaterra.
Cuenta Raúl Dávalos: “Antes mi familia criaba mulas, ovejas y vacas, y hacía pasturas como muchos otros en el Valle. Porque como el norte de Chile es mucho más desértico y allí las poblaciones, dedicadas a la minería, necesitaban alimentarse con proteínas, nosotros las proveíamos con carne desde acá. Hoy muchos campesinos del Valle crían ovejas. Pero, por la complicación del riego para producir pasturas, la cría de vacunos se fue tornando inviable”.
Sus vinos se editan bajo la marca “Dávalos, Tacuil”, en sus 4 versiones: un tinto “33 de Dávalos” y otro “Viñas de Dávalos”, un “Red Blend Doña Ascención”, y un vino de corte “R D Malbec Cabernet”. Más dos blancos, un Torrontés y un Sauvignon Blanc.
“Producimos 100.000 botellas por año -detalla Raúl-. Los fermentamos en forma espontánea, con levaduras nativas, indígenas, es decir sin agregado de levaduras seleccionadas, pues lo común es que se compren levaduras y se inoculen en las vasijas. Producimos vinos de alta gama, de guarda sin barrica. Exportamos la mitad de nuestra producción, cuando la coyuntura acompaña”, aclara el bodeguero.
“Actualmente asesoro algunos proyectos vitivinícolas -continúa Raúl- y llevo adelante un proyecto personal, en paralelo a la bodega familiar, en sociedad con una agrónoma de Buenos Aires, Paula Marra, centralizado en la zona de Cachi, más al norte en el Valle Calchaquí. Se trata de la Bodega Valle Arriba. Integramos el grupo CREA Calchaquí. Arrendamos algunas tierras o vamos comprando otras, pero siempre con el concepto de que nosotros elegimos el lugar, plantamos y manejamos el viñedo, porque así es como podemos hablar de nuestro ‘terroir’”.
“No andamos comprando uvas a terceros porque su precio fuera barato, por ejemplo. Para esto, hay que andar mucho de un lado a otro, atravesando cerros, por caminos complicados, sin señal telefónica, y en verano se torna peligroso, porque crecen los ríos”, describe su trabajo diario el enólogo.
Interpelado para que hiciera un balance del año que termina, Raúl Dávalos, quien integra la Asociación de Bodegas de Salta con el cargo de vicepresidente, la cual nuclea al 98% de las bodegas de su provincia, dijo: “Seguimos en la lucha. El consumo de vino sigue en caída, habiendo pasado el problema de la falta de combustible, que nos provocó demoras para conseguir los insumos, pero ya es una figurita repetida”, sostiene, aludiendo a que ya han pasado situaciones similares y nada los sorprende.
Y se apena: “Hemos finalizado el año 2023 con una gran tristeza y mucha preocupación. El 1 y 2 de noviembre (del año pasado) habíamos sufrido una helada tardía que nos produjo una gran merma en nuestra producción. También nos perjudicó el faltante de vidrio. Este año unos vientos fuertísimos nos produjeron un corrimiento en la floración, lo que ha producido otra merma en la producción. Además de que este año también fue malo a causa de heladas, los precios de la uva se triplicaron y los vinos, entre la inflación y el faltante de volumen, subieron un montón, lo que va provocando una contracción cada vez más acentuada del consumo. El mismo, bajó 10% este año, y ya venía en caída”.
“Yo creo que se viene un 2024 muy difícil. Puede haber un sobrestock, si no se logran vender los vinos antes de la nueva cosecha. Las exportaciones cayeron 10% en volumen y en precio. Los corchos son importados y con las restricciones a la importación, nunca sabíamos si íbamos a disponer. Por suerte el clima está acompañando esta campaña en Salta, aunque falta mucho todavía como para sacar conclusiones”.
“Y ni hablar de la incertidumbre política. Si esta situación no se modifica, cada vez se hará más difícil vender vino en nuestro país. De todos modos los productores somos siempre optimistas y pensamos que en algún momento, la cosa va a mejorar. Y por eso, muchas veces nos estrellamos contra una cruda realidad”, asegura.
Raúl describe someramente el pasado y presente de la actividad: “El Valle Calchaquí duplicó la superficie plantada en los últimos 15 años, pero seguimos siendo pequeños, ya que Salta produce menos del 2% del volumen nacional de vinos y conforma el 10% de lo exportado y el 15% de los vinos de alta gama.
“De todos modos -culmina- el objetivo que tenemos con la Asociación consiste en fortalecer el posicionamiento que hemos logrado como vinos salteños, pero diferenciándonos de otras provincias como una región de alta calidad enológica, ya que en el exterior de nuestro país, se nos reconoce por la calidad de los vinos argentinos, pero aún no logramos que se nos distinga por nuestro clima y terruño tan particular”, señaló el vitivinicultor salteño.
En el día del vino nacional argentino, Raúl Dávalos nos quiso dedicar la cueca La arenosa, en letra de Manuel José Castilla y música de Gustavo “Cuchi” Leguizamón, interpretada por el Dúo Salteño (Patricio Jiménez y “Chacho” Echenique).