La disponibilidad interna de maíz comercial del ciclo 2022/23 sería de 9,2 millones de toneladas y representa en lo inmediato una de las principales “reservas” de divisas para poder enfrentar la crisis cambiaria que viene en camino.
Considerando un stock inicial estimado en 6,3 millones de tonelada y una cosecha de 36,0 millones, la oferta total del cereal en la presente campaña alcanza apenas 42,3 millones de toneladas, el volumen más bajo desde 2017/18.
“En este contexto, los últimos datos oficiales muestran que al 25 de octubre las compras de maíz de la campaña 2022/23 por parte de la industria y de la exportación ascendían a 26,5 millones de toneladas, lo cual significa que se comercializó el 62% de la oferta total del cereal para el ciclo en curso”, indicó un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Esa cifra, junto con la cosecha de trigo –que se está comenzando a levantar– y la de cebada, serán en gran medida los aportantes de divisas para el período comprendido entre el balotaje del 19 de noviembre y el cambio de gobierno nacional el próximo 10 de diciembre.
La soja tendrá un rol bastante menor en ese proceso no sólo por la escasa disponibilidad de poroto, sino también porque el magro remanente disponible está siendo priorizado como resguardo de capital por parte de la mayor parte de los productores argentinos.
Esa dinámica tiene su lógica en la coyuntura argentina, dado que si en el balotaje resulta electo el ministro y candidato oficialista Sergio Massa, la probabilidad de que el maíz sea gravado con un derecho de exportación mayor no puede descartarse.
En lo que respecta a la soja, los últimos datos oficiales publicados muestran que la molienda de poroto durante el mes de septiembre alcanzó apenas 1,9 millones de toneladas, la cifra más baja para ese mes desde el ciclo 2000/01. El acumulado de molienda de la oleaginosa asciende a tan sólo 15,9 millones de toneladas para el primer semestre de la campaña comercial 2022/23 y se ubica en niveles mínimos en 18 años.
Apenas quedan 2,70 millones de soja argentina del ciclo 2022/23 por comercializar, el cual deberá ser administrado por la industria aceitera hasta el ingreso de la nueva cosecha paraguaya en febrero del año que viene.
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