Suelen decir que de la crisis surgen las mejores ideas y que tocar fondo las hace resurgir con más fuerza. Algo así fue lo que experimentó el ingeniero agrónomo y periodista Ricardo Bindi cuando decidió refundar el sitio especializado Agrositio luego de la crisis de 2001, y cuando toda la primera camada de empresas puntocom explotaba como una gran burbuja.
Ese sitio señero en la comunicación agropecuaria argentina vía internet también estuvo al punto del cierre. Pero a Ricardo, dueño de un envidiable optimismo, se le ocurrió una idea salvadora.
Ciertamente este portal sobre agro fue uno de los pioneros en una etapa de apertura de la información en internet y, tuvo el desafío de acercar el mundo digital al productor agropecuario. Bindi llegó contratado para dirigir esa aventura editorial, que como otras de su tipo contaba originalmente con un millonario presupuesto en dólares (convertibles, claro). Esa apuesta incluso lo llevó a abrir sucursales en Brasil y México.
Con la combinación de una crisis global, la de aquellas primeras puntocom, y la crisis argentina de 2001, que sacudió toda la estantería, llegó el momento en que los inversores decidieron cerrar y llamaron a Bindi para darle la triste noticia y pedirle que firmara la renuncia.
“Agrositio es el surgente de un país hecho flecos en un momento donde yo tenía dos hijos chicos y me quede sin laburo”, relató Ricardo en una charla con Bichos de Campo.
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Hasta ese momento, Bindi había trabajado como ingeniero agrónomo en empresas de semillas, pero de entrada se había entusiasmado mucho con la idea de poder informar y comunicar sobre el agro. “Me llamaron para dibujar un plan para llegar al productor. Ya ahí eso me gustó, porque yo había sido gerente de marketing, comercial, había manejado redes de distribuidores. Era mi laburo, no era ninguna ciencia”, continuó con la historia.
Hace 23 años atrás , en abril del año 2000, Ricardo Bindi, comenzó el “proceso de evangelización”, como suele llamar a aquellos primeros pasos para ir sumando gente a Agrositio. “Teníamos que salir a mostrar algo que no existía, en mi vida había vivido estas cosas. Yo había desarrollado trigo híbrido, colza canola, y hasta soja en un país que no pagaba la soja. No me resultaba imposible. Fueron dos años a fondo y puse a prueba todo lo que podía tener”, recuerda el director de ese medio pionero en internet.
Pero aquella primera etapa de Agrositio (como de otros emprendimientos de su tipo, tal como MegaAgro y Ruralnet) sufrieron las consecuencias de ser un experimento, hecho totalmente a base de prueba y error. Más allá de los suculentos presupuestos para tratar de introducir internet en el campo, el productor no logró comprender en ese momento de qué se trataba y en el primer intento no prosperó.
De la crisis surgieron las condiciones para que resurgiera Agrositio 2, como suele decir Ricardo. ¿Qué sucedió? Pues que él mismo renunció a su indemnización y les propuso a los inversores hacerse cargo de las ruinas del primer experimento para, ya sin financiamiento externo, ver si podía finalmente caminar.
-¿Qué cambió de Agrositio 1 a Agrositio 2?
-Lo que cambió es que en ese momento yo arme un grupo de socios y la promesa de un sueño de laburar gratis, hasta que llegara guita.
Bindi cree que para emprender no hay recetas preestablecidas sino que más bien hay que contar con un “poco de cancha”. Asimismo piensa que la experiencia es un elemento fundamental.
-¿Qué es Agrositio hoy entonces?
-Hoy Agrositio es un sentimiento, un espacio de comunicación, de relacionamiento. Después de muchas cosas que fuimos haciendo tenemos básicamente tres unidades de negocios. Una son los servicios de streaming en los congresos, esa es una veta. La otra veta es el tema comunicación, hacer notas, subir contenidos, podcast, y el canal por televisión en internet y eso va acompañado de la publicidad. Lo último, y que yo guardé del original Agrositio y me encanta, es la selección de talento para el agro, generar laburo.
En su periodismo, también en Radio La Red o incluso hasta en Telefé, además de envidiables dosis de optimismo, Bindi nunca deja de lado su formación docente y dice sentirse satisfecho cuando a alguno de sus discípulos le va bien con lo que alguna vez le pudo enseñar. ”Mi obsesión para que Argentina no sea pobre, no es repartir migajas o darte el pescado. Cuántas cosas podríamos hacer para que a mucha gente le vaya bien educándose en lo que sea. En eso laburamos desde la consultora”.
–¿Sos optimista por impostura o por convicción?
-Yo soy totalmente esperanzado, me siento en el mejor momento de mi vida. Siento que todavía uno puede agregar valor enormemente. Yo agronómicamente me la estudié entera (a la Argentina). Creo que esto va a cambiar y creo que lo voy a ver. Creo que es necesario que tengamos los mejores talentos, porque ese talento es lo que nos va ayudar a levantar al resto.
-¿Le contagiaste a algunos de tus hijos el optimismo por el agro?
-No. Ninguno lo agarró. Los dos trabajaron en Agrositio. Mis dos ahijados, mis dos hijos, el hijo del encargado de mi casa, todos trabajaron conmigo. Para mí es importante dar una oportunidad a la gente, siento que cuando vos generás laburo estás haciendo patria. Cómo no voy a seguir esperanzado.
El director de Agrositio confesó ser un soñar y como John Lennon dice “no ser el único”. Por eso decidió estudiar agronomía en lugar de ser médico como su padre, pese a las dificultades que enfrentó para recibirse. Actualmente sigue optimista y aplaude el cambio que vislumbra está viviendo la Argentina.
“Mas allá de lo que cada uno pueda votar, acá se muestra un cambio. Se acaba un período, puede ser que para algunos sea un cambio abrupto, pero hasta en eso hoy optimista. Sin lugar a dudas todos tenemos que ser responsables de ese cambio. Nos toca trasmitir la esperanza”, se despidió.