Debido a su experiencia como gerente del frigorífico Logros de Córdoba, José María Roca sabe moverse con soltura en el sector productivo e industrial de la carne. Los años de facultad y su carrera profesionales le enseñaron a producir de la mejor y más eficiente manera, al menos en lo que respecta a los bovinos. Una parte adicional de su formación llegaría, sin embargo, años después con un proyecto que lo vinculó a la producción de búfalos. Roca es un apasionado de esa especie.
Debido a esa pasión, en Córdoba la firma Logros mantiene un rodeo bubalino consolidado. Pero no había ningún tipo de registro de la existencia de búfalos en la provincia de Catamarca hasta que el propio Roca decidió trasladar un lote en los últimos meses, como parte de un nuevo proyecto personal que viene realizando: la recuperación de un campo que había sido implantado con olivos en la década de los 90, como parte de los planes de diferimiento impositivo de aquellos años, pero que luego quedó abandonado.
Es la triste postal de muchos campos en el valle central de Catamarca. Muchos olivares han sido abandonados y están improductivos.
Roca no solo vio la posibilidad de llenar esos montes de olivos con pasturas y vacunos, sino que también está ensayando con búfalos, porque está convencido que también en estas zonas pueden ser una buena opción.
“En mi cabeza está producir lo mejor. El primer posgrado que hice me llevó a entender que podemos producir en lugares donde es ineficiente el bovino. Y el búfalo te da esa ventana. No estoy diciendo que esta carne sea mejor que la de un Limangus o un Angus, pero acá se produce con total nobleza”, afirmó Roca en una charla con Bichos de Campo.
Aunque este ensayo con búfalos sea la novedad, la pata clave de este proyecto personal del empresario es reconvertir con vacunos un monte copado por un viejo olivar, en un campo que en total tiene 800 hectáreas.
La génesis de esta idea hay que buscarla en la historia reciente. “En los 90, sin mucha claridad, se hace una inversión para que Catamarca produzca aceite. Son muchas hectáreas de olivo que se hicieron por diferimiento impositivo, con una política económica que pudo haber sido buena pero que no funcionó. Esto estaba parado y pensamos en utilizarlo, recuperarlo y hacer un sistema silvopastoril”, explicó el emprendedor.
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La razón del fracaso de ese proyecto estuvo principalmente en la mala elección de las variedades de olivos para hacer aceite. Así lo recuerda Antonio Cárdenas, histórico encargado de la finca El Sol de Catamarca –donde Roca realiza su emprendimiento-, que llegó allí en 1997.
“Vine exclusivamente para el olivo y tuvimos algunos traspiés. Yo creo que este lugar no es para aceite, porque está muy fuera del área productiva. Sí es para aceituna de consumo”, reconoció Cárdenas en conversación con Bichos de Campo.
Como si eso fuera poco, el clima tampoco ayudó. “Esta zona está expuesta a heladas. Varias veces se nos heló la floración ya lista para cuajar en fruta. Y eso nos llevó a estar cultivando, regando, haciendo todas las tareas de primer nivel y nunca tuvimos una cosecha que sirva. Un solo año juntamos 800.000 kilos y después nada. No alcanzó ni para cubrir los costos. Bastaron dos años para que se cerrara todo”, dijo.
Lo cierto es que antes del fallido desembarco olivícola, la actividad productiva en esa zona de Catamarca era la ganadería. Pero el histórico encargado del establecimiento recuerda como una de “animales sueltos a campo, en monte, sin pasturas ni alambrados”.
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Ahora, en medio de los sueños de Roca por reflotar la producción ganadera en esas tierras, esas condiciones aparecen apropiadas no solo para engordar los terneros de la región (con pasturas especiales que se implantaron tanto en lotes pelados como entre las filas de olivos) sino incluso para el pequeño lote de búfalos que Roca hizo traer desde Córdoba. “Ellos tienen una actitud para comer rama. Las bacterias de su rumen, que es más grande que el bovino, las transforman”, aseguró entusiasmado.
Pero ese monte no es lo único que la finca El Sol tiene para ofrecer. Con un sistema de riego por goteo ya instalado, Roca busca implantar pasturas y recuperar una oferta de forraje que sirva, no solo para alimentar a los búfalos sino para volver a un sistema tradicional de producción bovina.
“Catamarca te ofrece un ternero que hoy todavía no tiene una gran calidad genética. Normalmente lo exporta a otra provincia para que engorde y luego lo vuelve a importar para faenarlo. Son animales adaptados a la temperatura que Catamarca. El verano acá es muy riguroso”, indicó el productor.
En ese contexto, el riego en esa zona extremadamente seca ayuda a producir las pasturas que servirán para alimentar al ganado. Todo eso enmarcado en un escenario de convivencia entre la ganadería y el monte, nutrido de especies nativas y viejos olivares.
“Estamos convencidos de que el campo va a dar para tener un rodeo permanente de 100 búfalos en el campo natural. Y después queremos llegar a 500 novillos” en el área sistematizada del predio, dijo el emprendedor.
Para el soñador empresario, este proyecto puede ser incluso la base de un mejoramiento productivo y económico para Catamarca, que podría comenzar a autoabastecerse de carne vacuna. “Hicimos un ensayo con un frigorífico local, que creo que la dará una solución a un problema nutricional realmente agudo que tiene la provincia, con desnutrición en muchos chicos”, afirmó.
-Supongo que la idea es contagiar al resto de la zona para que haga ganadería e incluso pruebe con los búfalos. ¿Es posible esto?
-Creo que sí. Sin lugar a dudas creo que se ven estas alternativas con valores concretos.
-Hay que tener un poco de audacia para traer búfalos a Catamarca.
-Un poco, ¿no? Uno está acá, le da placer. El lugar es muy bonito y es altamente relajante. Es un gusto.
Felicitaciones Sr. Y mucha suerte!!!
Qué locura. Cómo joden metiendo búfalos en todos lados.
Deja de molestar eduardito
Te arde. Me encanta.