En la última campaña de girasol el cultivo experimentó importantes pérdidas productivas ocasionadas por el cancro del tallo (Phomopsis helianthi) y encendió muchas alarmas en la región CREA Mar y Sierras.
Por tal motivo, se requiere tener especiales cuidados en el diseño agronómico del cultivo en el ciclo 2023/24, de manera tal de evitar que la enfermedad –que no cuenta con fungicidas con capacidad de control– vuelva a provocar grandes dolores de cabeza.
“Las ascosporas que atacan al cultivo provienen de rastrojos o de malezas; en nuestra región el inóculo está por lo general en los rastrojos, razón por la cual las zonas con mayor repetición de siembra de girasol son las más expuestas a la enfermedad”, indicó Jorge González Montaner, coordinador técnico agrícola de CREA Mar y Sierras, en un artículo publicado por Contenidos CREA.
En ese marco, una de las maneras de controlar la expansión de la enfermedad es la rotación agrícola. “Debemos tener en cuenta que el inóculo de Phomopsis puede trasladarse hasta unos 100 kilómetros, lo que implica que no sólo incide lo que hagamos nosotros, sino también nuestros vecinos”, explicó.
Si bien las fechas de siembra tempranas son las más aconsejables para promover el potencial productivo del cultivo en la región Mar y Sierras, el especialista dijo que, con presencia de Phomopsis, lo más conveniente es diversificar dichas fechas con el propósito de reducir la probabilidad de daño en caso de que las condicionales ambientales favorezcan la difusión del hongo.
Es importante, al momento de seleccionar los híbridos por sembrar, elegir aquellos que, además de presentar un adecuado potencial productivo, muestren también un mejor comportamiento frente a la enfermedad.
Otro cuestión clave es que, en situaciones de ataques de Phomopsis, las elevadas densidades de siembra actúan como potenciadores de la enfermedad.
“Los modelos más intensivos de girasol en casi todas las zonas ya no son tan productivos en los últimos años a causa del impacto de Phomopsis, por lo que la recomendación general es implementar modelos más moderados tanto en lo que respecta a densidad como a nutrición”, remarcó González Montaner.
Los protocolos tradicionales de control de enfermedades en girasol en la región muestran que con precipitaciones superiores a los 150 milímetros en el primer bimestre del año es factible encontrar respuestas productivas importantes con la aplicación de fungicidas.
“Sin embargo, con la presencia de Phomopsis eso ya no es válido porque los fungicidas con los que contamos no tienen ningún efecto de control de la enfermedad”, sostuvo.
González Montaner relató que se probaron en la región nuevos fungicidas que evidenciaron controles efectivos de la enfermedad, pero que los mismos no se encuentran aún disponibles en el mercado argentino.
“Contamos con un conjunto de prácticas defensivas contra una enfermedad tan agresiva como Phomopsis y es muy importante que las implementemos para evitar problemas”, resumió.
¿Cuál sería el rango de precios razonable para cerrar un forward de girasol 2023/24?
Foto: Cátedra de Fitopatología FAUBA