Mientras en la Argentina el Estado nacional aplica todo tipo de exacciones al sector agropecuario –sin importar incluso si está atravesando un desastre productivo histórico–, en las naciones avanzadas existe una “red de protección” diseñada para resguardar al agro de las inclemencias climáticas.
Un estudio realizado por investigadores de las universidades estatales de Ohio e Illinois con datos relevados entre 2009 y 2022 mostró que el ingreso por las indemnizaciones netas de los seguros agrícolas en EE.UU. fue casi equivalente al logrado al comercializar cebada, maíz, algodón, avena, maní, arroz, sorgo, soja y trigo.
El dato clave por considerar es que el 63% del valor de las primas es abonado por el Estado nacional –en el marco de un programa coordinado por la Agencia de Gestión de Riesgos del USDA–, mientras que el 37% restante del costo del seguro corre por cuenta de los “farmers”. Ese subsidio, obviamente, incentiva el uso generalizado de seguros agrícolas.
El estudio analizó que entre 2009 y 2022 las indemnizaciones cobradas contribuyeron a reducir las pérdidas económicas en cebada en un 13%, en sorgo en un 21%, en trigo en un 28% y en algodón en un 67%.
En el caso del maní, que en el período analizado no generó en promedio ingresos por la venta de granos, sí obtuvo una pequeño margen gracias al cobro de las indemnizaciones.
El resto de los cultivos que sí resultaron rentables en el período, como es el caso de la soja, maíz y el arroz, los cobros recibidos por las indemnizaciones contribuyeron a mejorar, en el promedio de situaciones, la viabilidad del negocio.
Si bien la soja tuvo en el período el mayor ingreso comercial neto (63.600 millones de dólares), fue el maíz el cultivo que recibió el mayor monto de indemnizaciones (24.500 millones de dólares), lo que resulta esperable por la elevada inversión que requiere el cereal.
De esa manera, el estudio indica que al considerar los nueve cultivos entre 2009 y 2022 las indemnizaciones netas conjuntas sumaron 55.600 millones de dólares, mientras que los ingresos genuinos netos por ventas de granos fueron de 58.000 millones de dólares.
Es decir: sin el aporte de los seguros –de uso generalizado gracias al subsidio estatal– las empresas agrícolas estadounidenses habrían tenido un ingreso total sustancialmente inferior y, por lo tanto, una capacidad de inversión mucho más baja.
Si bien desde Argentina el fenómeno se observa con admiración y probablemente también algo de envidia, los autores del estudio se preguntan si los subsidios están promoviendo asignaciones de recursos a cultivos que quizás no son tan necesarios o bien restando producción de otros que sí lo son. Será materia, seguramente, de otra investigación.