El sector agroindustrial ruso salió favorecido del conflicto bélico que mantiene desde el año pasado con Ucrania a pesar de las restricciones aplicadas por el gobierno liderado por Vladimir Putin.
Un informe especial del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) resalta que en el ciclo 2022/23 crecería la producción de todos los granos, al tiempo que la exportación de trigo registraría un récord histórico.
“Los volúmenes de exportación podrían ser aún mayores, pero el gobierno ruso continúa aplicando impuestos y cuotas de exportación”, advierte el informe del USDA.
La expansión de la producción rusa de cereales y oleaginosos en 2022/23 se debe tanto al aumento de la superficie sembrada de todos los cultivos (excepto en maíz y girasol) como al aumento de los rendimientos en casi todos los productos. La producción de trigo casi se ha duplicado en la última década.
Vale tener en cuenta que el análisis realizado por el USDA solamente considera la producción generada en territorio ruso y no en las zonas anexadas pertenecientes a Ucrania, con lo cual los números finales podrían ser bastante mayores (especialmente en trigo).
El USDA pronostica que las exportaciones rusas de trigo alcanzarán un récord de 45,0 millones de toneladas en 2022/23, un 36% más que en 2021/22 y 3,5 millones de toneladas por encima de su récord anterior en 2017/18. El segundo exportador mundial, la UE-27, colocaría en la presente campaña 35,0 millones de toneladas.
Rusia tiene la ventaja de encontrarse cerca de Turquía y Egipto, dos de los tres principales importadores mundiales de trigo que requieren cereal a un precio competitivo y eso, precisamente, es una cualidad destacada del trigo ruso.
El procesamiento interno de semillas oleaginosas, en particular girasol, se ha expandido en Rusia para potenciar las exportaciones de aceites vegetales hacia Medio Oriente y Asia. “Con una reducción en la disponibilidad de las instalaciones de procesamiento de oleaginosos en Ucrania, Rusia ha ampliado la producción de estos productos”, remarca el informe.
En los últimos años Rusia potenció las restricciones oficiales para exportar productos agroindustriales. Lo que comenzó como una política implementada para amortiguar la inflación de los precios de los alimentos durante la pandemia de Covid-19, se ha convertido ahora en algo permanente.
Adicionalmente, en 2021 Rusia introdujo un impuesto a la exportación destinado a sofocar la creciente inflación de los precios de los alimentos. El derecho de exportación de trigo comenzó en febrero de 2021 en 25 euros/tonelada, aumentó a 50 euros/tonelada en marzo y se convirtió en una retención flotante a partir de junio de ese año. En julio de 2022 se actualizó la metodología para calcular el tributo, el cual comenzó a aplicarse en rublos por tonelada. La medida también afectó el maíz y la cebada.