Finalmente, en el tercer día de vigencia del “dólar soja” otoñal –luego de las versiones primavera y Navidad de septiembre y diciembre de 2022– aparecieron las divisas aportadas por el sector agroindustrial.
Exportadores e industrias aceiteras, según datos del Mercado Abierto Electrónico (MAE), ingresaron este miércoles 93,96 millones de dólares para recibir a cambio 300 pesos por dólar, los cuales deben emplearse para originar soja en el mercado interno.
La realidad es que la tercera edición del “dólar soja”, tal como había anticipado Bichos de Campo, está mostrando enormes dificultades para incentivar ventas masivas de la oleaginosa en el mercado argentino.
Desde el inicio de la tercera edición del “dólar soja” se llevan registradas hasta el momento operaciones de compraventa de soja por unas 360.000 toneladas, de las cuales más del 60% corresponden a ventas con “precio a fijar”, lo que indica que los precios ofrecidos no resultan atractivos y existe expectativa de una mejora en las sucesivas jornadas.
Esa cifra –obtenida de la plataforma Sio Granos– está muy lejos de las expectativas del equipo económico del gobierno nacional, que esperaba contar con un volumen importante de ventas en inicio del “dólar soja 3” para asegurar una pronta recomposición de las reservas internacionales del Banco Central (BCRA).
La meta de “mínima” del equipo económico liderado por el ministro Sergio Massa es por lo menos que ingresen 3000 millones de dólares hasta fines de mayo próximo, que es cuando expira el “dólar soja 3”. Hasta el momento, eso luce un tanto difícil.
El valor promedio de la soja tanto cámara como fábrica con entrega en la zona de influencia de Rosario y en los puertos del sur bonaerense registró un ajuste a la baja importante este miércoles respecto de los precios operados en los primeros dos días de la semana.
La cuestión es que la demanda, tanto de la exportación como de la industria aceitera, entiende que, con el tipo de cambio especial de 300 $/u$s, los precios actuales ofrecidos son acordes a la capacidad de pago sectorial y no están dispuestos a mejorar los valores en la actual coyuntura de mercado.
Entre los vendedores se encuentran chacareros que necesitan vender de manera urgente para obtener liquidez, empresarios agrícolas que aprovechan el “dólar soja” para colocar partidas dañadas por el desastre climático y propietarios de campo que piden cobrar la cuota correspondiente del alquiler en quintales de soja con los valores actuales.
Más allá de las necesidades e intereses particulares, en general el interés vendedor es muy escaso y probable que el nivel de ventas de soja siga muy por debajo de las expectativas del gobierno nacional si no se produce un ajuste al alza de los valores ofrecidos por el poroto.