En poco más de cuatro meses EE.UU. pasó de tener el maíz más caro al más barato del mundo por factores tanto estructurales como coyunturales.
El desastre climático presente en la Argentina encareció los valores FOB del maíz originado en Sudamérica respecto de los presentes en el Golfo de México (EE.UU.).
Sin embargo, ese fenómeno se presentó en simultáneo con un cambio estructural en la matriz comercial global del cereal: la habilitación, por parte de China, del ingreso a ese mercado del maíz brasileño.
Hasta comienzos de 2022 China se abastecía de maíz prácticamente en sólo dos orígenes: EE.UU. y Ucrania, pero, luego de la invasión rusa a este último país, ese proveedor quedó comprometido. Además, debido a la cuestión taiwanesa, la relación entre EE.UU. y China se tornó mucho más áspera.
En ese marco, el gobierno chino, además de promover mayores compras de productos alternativos –como sorgo y cebada forrajera–, salió a buscar nuevos proveedores de maíz.
El primer candidato fue Brasil, país que, luego de meses de negociaciones, a fines del año pasado finalmente comenzó a exportar maíz a la nación asiática. En 2023 todo indica que China será un gran cliente del maíz brasileño.
Según el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), China debería importar en 2022/23 un volumen de 18,0 millones de toneladas de maíz, equivalente al 10,3% de las importaciones mundiales del cereal.
Adicionalmente, en los últimos tiempos los chinos retomaron negociaciones con la Argentina para sumar a otra nación clave más en el club de proveedores mundiales del cereal. No es una buena noticia para los productores estadounidenses, porque el “pico” estacional de exportación de maíz brasileño y argentino se registra en el mes de agosto, es decir, un mes antes del inicio de la recolección del cereal en EE.UU.
El hecho de los embarques de maíz sudamericano se concentren en el segundo semestre del año implica una competencia directa con el cereal estadounidense durante pleno período de recolección del cultivo por parte de los “farmers”.
Por otra parte, el conflicto bélico presente en el Mar Negro deprimió de manera brutal los precios del maíz ucraniano, algo que, si bien es ruinoso para los productores de Ucrania, representa una oportunidad comercial para los compradores de maíz de ese origen (aunque las compras están condicionadas por operativos de seguridad especiales avalados por Turquía con la aprobación de la Federación Rusa).