Desde que Roberto Feletti inventó aquello del FETA (Fondo Estabilizador del Trigo Argentino), el precio del pan para la gente común subió casi 100%, de los 250 pesos de marzo pasado a casi 500 en la actualidad. Todo el mundo sabía que eso iba a suceder, porque el trigo y la harina impactan solo en el 20% de los costos de una panadería. Pero el FETA siguió.
Desde que Roberto Feletti inventó esto del fideicomiso triguero, la inmensa mayoría de la industria molinera se opuso a ingresar al sistema y recibir los subsidios, porque consideraba que el mecanismo iba a ser sumamente distorsivo del mercado de la harina y porque recordaban que el Estado, en tiempos de Moreno y Echegaray, con la ex ONCCA, había dejado un tendal de deudas sin pagar, que todavía se discuten judicialmente. Pero el FETA siguió.
Desde que Roberto Feletti inventó esto del fondo para subsidiar la harina a nivel mayorista, los sucesivos secretarios de Comercio que lo sucedieron primero amagaron con revisar las normas, porque eran ineficientes y sospechosas, pero casi de inmediato bajaron el copete y se sujetaron a las reglas. Pasaron Guillermo Hang, Martín Pollera y ahora Matías Tombolini, que incluso anunció la reconversión del sistema hacia un subsidio a las panaderías que no prosperó. Mientras todos circulaban, solo una mujer tucumana llamada Inés Yammus ha sobrevivido junto al fideicomiso. Es quien está a cargo de aprobar o no cada una de las carpertas. Y no pertenece a las filas del Estado.
Desde que Roberto Feletti inventó esto del FETA, y decidió financiarlo con 2 puntos de las retenciones a los derivados de la soja (que se subieron entre marzo y noviembre de 2022), se recaudaron cerca de 34 mil millones de pesos, de los que solo se distribuyeron unos 14.000 millones entre un puñado de molinos y empresas alimenticias. De esos 14 mil, el 70%, unos 10 mil millones fueron a manos del mismo grupo, Molinos Cañuelas, el primero que ingresó. Del que todos sospechan que el FETA es un traje hecho a medida.
Desde que Roberto Feletti inventó esto del FETA el concurso de acreedores de Molinos Cañuelas, que tiene tantas deudas como las que tiene Vicentín y se tramita en un juzgado comercial de Río Cuarto, casi no ha tenido avances, no se ha resuelto. El grupo mantiene un pasivo cercano a los 1.300 millones de dólares, de los cuales más de 2.500 millones correspondían a deudas con AFIP. Y sin embargo recibió el dinero del fideicomiso y pudo seguir operando e incluso ganar unos puntos de participación en la molienda de trigo, a costa de otros molines Pymes que no están siendo subsidiados.
Bueno, ahora tenemos que darles la noticia de que el FETA -tal como había anticipado Bichos de Campo– continuará operativo un año más, en 2023, porque el ministro de Economía, Sergio Massa, a instancias de su secretario Matías Tombolini y luego de negociar sobre el tema con el presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, dio la orden de seguir financiando ese mecanismo en los próximos meses.
Es lo que comunicó esta tarde el propio Cifarelli a sus molinos asociados, la inmensa mayoría de los cuales no está de acuerdo con el FETA. Ahora, con la novedad de que se extiende al menos hasta fin de año, a la mayoría de ellos no les quedaría más remedio que tragarse el sapo y aceptar ingresar. Es eso o que Cañuelas se los coma -con los recursos a su favor- en un festival de comercio desleal.
Desde que roberto Feletti inventó esto del FETA, en un proceso que este medio fue contando con lujo de detalles, hubo algunos momentos en que parecía que la trama de la película podría revertirse y ganarían los buenos. Pero esta es una película sin final feliz, financiada y producida desde lo más oscuro del poder, donde volverán a ganar los malos.
La FAIM informó a sus socios sobre este final no querido por la mayoría a través de la esquela que compartimos aquí: “El FETA sigue adelante. Se espera para los próximos días un nuevo DNI (Decretaro de Necesidad y Urgencia) donde se determine el nuevo fondeo, mientras tanto continúa con los fondos actuales”, escribió Cifarelli a sus socios.
Según esta versión, tanto Cañuelas como las pocas empresas que siguieron sus pasos (y que en el mejor de los casos representan solo el 35/40% del total del trigo molido en la Argentina) ya devolvieron el anticipo que les había pagado el fideicomiso al momento de ingresar. Cañuelas, una vez más, fue la primera en cobrarlo. Recibió 1.100 millones de pesos en una transferencia directa que Feletti aprobó el viernes, veinte minutos antes del cierre del horario bancario. El lunes siguiente renunciaría a su cargo.
El ejecutivo de los molineros que se reunió con Tombolini y con Massa la semana pasada también adelantó a las empresas del ramo que se acordó un aumento del 4% en los precios de la bolsa de harina que ingresan en el fideicomiso, y que reciben la compensación. “Cualquier empresa que quiera ingresar en los formatos en que hoy se desarrolla, puede hacerlo cuando lo considere propicio”, invita Cifarelli a sus asociados. Les avisa que los canales de comunicación siguen siendo a través de la doctora Inés Yammus, que como ya dijimos ni siquiera trabaja dentro de la planta estable del Estado Nacional.
Ahora habrá que esperar a ver de dónde saca Massa los 400 millones de dólares que necesita el FETA para seguir subsidiando a unas pocas empresa molineras, comenzando por Cañuelas. La posibilidad de volver a subir las retenciones a la soja parecen lejanas, porque fue lo que prometió a las industria aceiteras que le adelantaron dinero en el marco del Dólar Soja I y II, y porque además ya no dispone de facultades delegadas por el Congreso para hacer lo que quiera con ese tributo.
Desde que Roberto Feletti inventó esto del FETA el precio del pan común casi se duplicó, el 70% de la plata fue a una sola empresa, y los funcionarios del Estado Argentino se muestran más pusilánimes que el Sargento García, que tenía el deber de encarcelar a El Zorro pero siempre terminaban con los calzoncillos por el piso.
Si – entonces:
Si el negocio sucio de Molinos Cañuelas es tan evidente y hay tantos elementos de prueba como se mencionan en esta nota, entonces es seguro que podrá ser llevado a la justicia. Si no es así, entonces nos merecemos este y otro y otro molino cañuelas. Y el pan aumentará y aumentará nada cambiará.
Si Feletti es el que dijo que tener una camioneta es signo de opulencia obscena. Y después participó en esta mugre, entonces Cómo no violentarse…
Y pensar que la revolución rusa se inició por un aumento del pan.