La segunda edición del “dólar soja” no está generando tanto interés entre los empresarios agrícolas porque la coyuntura cambió completamente respecto de la primera versión del régimen especial de tipo de cambio por tiempo limitado.
Durante la primera semana de vigencia de la segunda vuelta del “dólar soja” quedó en evidencia que las toneladas de soja negociadas en el marco del régimen cayeron a la mitad respecto de la primera versión.
Cuando se observa la conversión del valor “potenciado” de la soja con respecto al dólar negociado en el mercado bursátil (MEP), es factible observar que la cotización de la “soja billete” es más conveniente en la actualidad que en el mes de septiembre (período de vigencia de la primera edición del “dólar soja”).
Si bien las empresas agrícolas que venden soja en el marco del “dólar soja” quedan inhabilitadas para comprar dólares en el MEP, nada impide que las empresas puedan transferir fondos a sus accionistas para que éstos, en nombre propio, operen en ese mercado.
Pero en esa ecuación falta un ingrediente clave: el factor climático. La soja de primera no se pudo sembrar en muchas regiones productivas clave, mientras que en una proporción importante del área implantada está experimentando serias dificultades.
El panorama actual permite anticipar que la oferta argentina de soja entre abril y mayo de 2023 será sustancialmente menor a la usual, razón por la cual, sin un refuerzo de otro “dólar soja”, es muy probable que la demanda comience a ponerse nerviosa a partir de febrero o marzo próximo.
El mercado de referencia internacional, el CME Group de EE.UU. (“Chicago”), tiene por delante un escenario potencialmente alcista porque el balance de oferta y demanda de soja en esa nación es por demás ajustado.
El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), considerando una cosecha argentina de soja 2022/23 (algo que está por verse con la tremenda sequía presente en el país sudamericano), proyecta que EE.UU., aún reduciendo la oferta exportable, quedará al final del ciclo 2022/23 con un stock ínfimo de 5,9 millones de toneladas de oleaginosa.
Es decir: está todo a “punto caramelo” para que un aluvión de países importadores, preocupados por la situación sudamericana, comience a presionar sobre las reservas de soja estadounidense y, por lo tanto, los precios de la oleaginosa en el CME comiencen a trepar a medida que se incrementa la desesperación por originar mercadería.
En ese contexto, no son pocos los empresarios agrícolas argentinos que consideran más apropiado mantener existencias de soja, especialmente en un contexto inflacionario que hace por demás difícil poder planificar los costos de la próxima campaña de granos finos 2023/24.
Alerta general: El cultivo de soja está colapsando en la principal región productiva argentina
Me parece que la mejora en el precio en pesos fue de la mitad que la vez anterior. Ahí otra causa.
Que los exportadores no se queden con el beneficio, entonces los productores liquidarán y el gobierno logrará su objetivo
No puede ser que siempre pierda el que produce
Se la lleva el gobierno o los exportadores….
Una vergüenza!!!!