El “mapa del terror”, que proyecta las lluvias probables en Sudamérica para el próximo trimestre, se torna cada vez más preocupante para las empresas agrícolas de la zona pampeana, Uruguay y el sur de Brasil.
La modelización espacial realizada por International Research Institute for Climate and Society (IRI), organismo dependiente de Columbia Climate School, muestra que se esperan lluvias inferiores a las normales entre diciembre de 2022 y febrero de 2023 respecto del promedio histórico comprendido entre 1991 y 2020.
Las temperaturas ecuatoriales de la superficie del mar en el Océano Pacífico tropical central y oriental se mantienen más frías de lo normal para mostrar condiciones persistentes de una fase La Niña.
Según el último pronóstico elaborado por IRI, es probable que La Niña continúe, con un 76% de probabilidad, hasta febrero del año que viene, mientras que a partir de marzo debería comenzar una transición hacia una fase Neutral.
El pronóstico no es nuevo, porque fue anticipado por los modelos climáticos de IRI en agosto pasado, lo que implica que las empresas agrícolas del Cono Sur tuvieron tiempo suficiente para planificar siembras de granos gruesos 2022/23 con el aviso temprano de un panorama climático desfavorable.
De hecho, en lo que respecta al maíz, buena parte de los diseños agronómicos se planificaron con siembras tardías con el propósito de evitar eventuales restricciones hídricas durante el mes de enero para esperar una regularización de las precipitaciones a partir del mes de febrero.
En cuanto a la soja de primera, las siembras programadas –tal como se preveía– experimentaron retrasos en muchas zonas productivas que no llegaron a acumular la humedad necesaria para el “arranque” del cultivo.