“Nos decían que íbamos a hacer una toldería y que si nos instalábamos nos iban a pasar la topadora por encima. Hoy, 7 años después, tenemos el Paseo de Artesanías y nuestro trabajo es el motor de economías familiares y locales”.
Mariana González habla con orgullo. Es la presidenta de Lagoferiantes, un grupo de 10 mujeres de la zona de El Cadillal, en Tucumán, que buscaba un lugar para vender lo que producían en sus casas, como comidas y artesanías, y luego de luchar bastante hoy tienen su propio espacio frente al lago: el Paseo de Artesanías donde no solo “se venden cosas” sino que funciona como punto de encuentro entre visitantes, artistas y la propia comunidad que se ha “apropiado” del lugar por considerarlo un espacio de todos.
“Empezamos hace 7 años, con una convocatoria porque era necesario tener una feria para vender las cosas que se hacen en la localidad; al principio éramos unas 30 personas y a medida que fuimos creciendo teníamos más responsabilidades y el grupo fue decantando porque era un momento de tomar compromisos”, recuerda Mariana. “Arrancamos primero en una plaza y pedimos un espacio frente al dique pero no nos daban porque nos decía que quedaba mal, que era antiestético… todos prejuicios al ver a 10 mujeres unidas”.
“Ahora las cosas han cambiado respecto de 7 años atrás porque la mujer ha avanzado mucho”, prosigue. “La clave es demostrar lo contrario a lo que dicen los prejuicios, para derribarlos. Esas mismas personas que nos decían esas cosas hoy nos han pedido disculpas y fue una enseñanza para todas porque ni nosotras creíamos que podíamos hacer tanto, es más: muchas mujeres creían que ya solo estaban para ayudar a los hijos o criar nietos pero se dieron cuenta de que tenían toda una vida por delante para hacer cosas”.
Como es de imaginar, el camino fue arduo. Primero, además de los prejuicios de “los de afuera” hubo que enfrentar los comentarios de la propia familia, maridos e hijo, que no apoyaban para nada la idea, argumentando que iban a quedar mal, como “unas locas” y haciendo el ridículo. Pero luego, una vez sorteada esa etapa entre todos (familias incluidas) empezaron a armar el pedio con mucho esfuerzo, llevando incluso sus propias luces o alumbrando con los celulares para armar los stands, construidos en madera y con conciencia de reciclado. Era difícil, sí, pero a esas mujeres las movía la convicción de que merecían una oportunidad y un trabajo digno.
Graciela Salazar es presidente de la cooperativa Generar que lleva adelante proyectos vinculados a la producción agropecuaria en temas de RSE y que acompañó las Lagoferiantes en el proceso de asociativismo, comercialización, planificación y hasta oratoria para la venta. “Unirse les ha permitido perseverar y crecer: el crecimiento de ellas es su propio esfuerzo y su mayor capital es la confianza entre sí y la gestión que realizan”, asegura. “Hace 3 semanas obtuvieron la personería jurídica lo cual es muy importante porque les permite tener beneficios, un seguro, facturar de forma distinta y buscar proyectos de inversión”.
“Tuvieron muchas barreras: burocracia administrativa, desconfianza en ellas y en sus productos… no fue fácil. El argentino descree del asociativismo, piensa que va a ser un fracaso, que no van a llegar a nada pero no es así. Asociarse es una gran forma de lograr cosas y para estas mujeres fue un gran cambio en sus vidas. Recuerdo que una de ellas me dijo: `Yo trabajaba en casas de familias y creía que era lo único que podía hacer y cuando vi que otras emprendían un día me animé y empecé a hacer mis propios dulces y a venderlos´. Ahora el desafío es tener una marca propia colectiva o individual”.
Actualmente las Lagoferiantes dan capacitaciones contando su historia y alentando a otras mujeres a unirse y a generar proyectos. Hacen hincapié, sobre todo, en que estas cosas implican un proceso, que hay que vencer las resistencias iniciales y seguir para adelante, sin perder el foco. En su caso, parte de este proceso fue que finalmente los maridos tomaron un curso para poder armar los stands que ellas mimas habían diseñado con la idea de que sean de madera y con corteza de árbol a la vista.
Hoy, ellas y sus familias están felices, todos les reconocen lo logrado y muchas personas se acercan a hacer preguntas e incluso porque les gustaría sumarse. Tanto es el camino recorrido y los logros que escribieron un libro contando cada una su historia, que fue auspiciado por la Secretaria de Cultura de la Nación. Lo que ofrecen en la feria son productos en madera, en fieltro, en caña hueca, lanas con tintes naturales, sublimación vitrofusión, tejidos, dulces y conservas con productos de la propia huerta, pastelería y las comidas de la zona como empanadas, locro, humita y tamal.
“Trabajamos con conciencia ambiental, tenemos una línea de productos reciclables, hacemos separación de residuos, realizamos charlas y articulamos con una planta recicladora de la zona para que la gente pueda ir a la feria a dejar los productos a reciclar. A la vez, con parte de ese material confecciono bolsas para hacer las compras y delantales que luego obsequio a la gente que se toma el trabajo de separar los desperdicios y traerlos hasta acá”, describe Mariana, que es diseñadora de indumentaria.
“Se acercan muchas personas para ver cómo es esto que hemos logrado y siempre alentamos a los jóvenes a que no se vayan a otros lugares, que generen proyectos acá mismo, en su comunidad”, enfatiza. “Formamos parte de la Ruta Turística de Tucumán y mucha gente local se está dando cuenta de que puede generar ingresos gracias al turismo, queremos que nuestra comunidad se empodere, se una a la propuesta, ese es nuestro deseo, no es que solo queríamos vender nosotras y listo”.
“Lagoferiantes nos cambió la vida a todas”, resume Mariana. “En lo personal yo antes tenía mi marca de indumentaria y la vendía en otras localidades, nunca en El Cadillal y con Lagoferiantes empecé a interiorizarme de la comunidad donde yo vivía y me di cuenta de que me gustaba involucrarme, ayudar a otros, dedicarle mi tiempo a un proyecto que nos daba futuro a todos. Cuando recién arrancábamos yo veía a las mujeres y me imaginaba cómo iban a ser en unos años y así fue”.