Luego de la invasión a Ucrania por parte de Rusia, los precios internacionales de los principales commodities agroindustriales y energéticos subieron de manera abrupta para comenzar a caer a partir de junio y regresar finalmente a los niveles previos a los existentes antes del conflicto bélico en el Mar Negro.
Sin embargo, hay una excepción: la harina de soja. Esa fuente de proteínas vegetales, que se emplea en todas las naciones del mundo como integrante clave de la ración para pollos, porcinos y bovinos, está registrando valores muy elevados.
El principal fundamento de tal extraño fenómeno es también una guerra, pero no militar, sino económica, que se está llevando a cabo en una nación sudamericana: Argentina.
Allí el gobierno está empecinado en mantener un “cepo cambiario”, con un tipo de cambio artificialmente bajo y reservas prácticamente nulas de divisas, para lo cual está acaparando los escasos dólares disponibles a costa de impedir importaciones necesarias de insumos y bienes básicos que no se elaboran en el país, lo que está generando problemas económicos y sociales mayúsculos.
La contrapartida de ese fenómeno es una sobre emisión descontrolada de pesos argentinos, que está potenciando un proceso acelerado de depreciación de la moneda local y, como consecuencia, una inflación minorista anual que va camino a superar los tres dígitos.
En ese marco, los productores argentinos están priorizando las ventas de maíz (un producto intervenido por el gobierno con cuotas de exportación) para dosificar la comercialización de soja, que, al poder exportarse libremente, funciona mejor como reserva de valor frente a la incertidumbre.
En ese marco, cuando estamos a un paso de terminar el mes de agosto, Argentina apenas registró embarques de harina de soja para el presente mes por 1,27 millones de toneladas, cuando en ese mes del año la cifra debería ser al menos de 2,20 millones de toneladas. Y para septiembre próximo se declararon embarques por un número insignificante de poco más de 180.000 toneladas.
Argentina es el primer exportador mundial de harina de soja y para la presente campaña comercial 2021/22 debería estar colocando en el exterior no menos de 28 millones de toneladas del producto. Pero, frente a las dificultades registradas en el país, la demanda internacional está buscando originar embarques en EE.UU. y Brasil.
Por tal motivo, las cotizaciones de la harina de soja en el mercado estadounidense CME Group están “volando”, lo que implica que la desgracia argentina, de alguna manera, está subsidiando a la industria aceitera de EE.UU. Un gran aporte solidario interamericano.