El interés de Oscar Figoni por la cría de conejos apareció en su vida casi de casualidad. En 1972 asistió por primera vez a la tradicional Exposición de Palermo con una gallina, que sin esperarlo cosechó el título de gran campeona de esa edición. Eso, según dice, fue lo que “lo envenenó” e impulsó a criar todo tipo de animales de granja como patos, pavos y conejos.
Los años y la experiencia le dieron la llave de entrada al oficio de las juras, gracias al cual recorrió distintas muestras a lo largo del país y aprendió sobre producciones pecuarias como la cunicultura –conjunto de técnicas y procesos destinados al aprovechamiento del conejo- a la que hoy se dedica.
“La cunicultura no está pasando por un buen momento. Los principales atributos productivos de los conejos son para carne y pelo. Los productores de pelo angora ya casi no existen porque se usan fibras sintéticas. En la cunicultura de carne sigue habiendo mucho traspatio, las familias crían para su propio consumo. También hay mucha gente que cría para mascota, para tener en la casa. Si hablamos de cabañas y de exposiciones, en cambio, estamos muy bien”, dijo Oscar Figoni a Bichos de Campo.
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A nivel mundial, según cifras del Ministerio de Agricultura, el 75% de la producción y consumo de carne de conejo se concentra en China, Italia, España y Francia. El consumo medio mundial se estima en torno a los 300 gramos de carne de conejo por persona, llegando en la Unión Europea a consumirse hasta 1.7 kilos por habitante, por año.
En Argentina, la mayor parte de lo producido se destina al mercado interno a pesar de ser un tipo de carne apenas introducida en las dietas diarias.
“La carne de conejo supo ser muy demandada cuando estuvo la enfermedad vírica hemorrágica en Europa. Pero era difícil llenar un conteiner porque se necesitaba una importante cantidad de conejos, teniendo en cuenta que se faenan con pesos de 2.7 kilos aproximadamente. En un momento había una gran empresa por Mar del Plata que exportaba”, recordó Figoni.
Pero aún con la atomización de la actividad, dentro de las competencias de animales de granja los conejos siguen teniendo un lugar destacado.
“La competencia de jura se realiza para mantener la raza en el estado puro, como lo dice el estándar. El animal perfecto no existe. Existe un estándar de perfección que da los parámetros de cómo debería ser el animal perfecto. ¿Qué hace uno? Por comparación llega a lo que pueda estar más próximo del animal perfecto”, explicó el jurado.
-¿En qué características del animal repara al momento de jurar?- le preguntamos.
-Bueno, pongamos de ejemplo a las razas Californianas o Neozelandeses Blancos que son los en hay que mayor cantidad. Esos tienen que tener 50 centímetros de largo como máximo y orejas de no más de diez centímetros. Tiene que ser un paralelepípedo, o sea que tiene que estar perfectamente alineado. Se busca que tenga mayor carne en la parte trasera, en los cuartos, y después el pelo no tiene que ser hirsuto sino más bien blandito. Todo eso se consigue con preparación de cabaña.
-¿Esos parámetros para jura han ido cambiando con el tiempo, en paralelo al achicamiento de la actividad?
-No tuvo mucha transformación como pueden haber tenido otras especies. En conejos y gallinas puede haber cambiado un poco desde 1920, año en que se hizo el estándar. También está el tema de la alimentación. Antes se les daba granos y ahora se les da alimentos perfectamente balanceado. Así conseguís un poco más de peso.
-¿Qué categorías de premios hay?
-El máximo es el Gran Campeón. Después sigue el reservado de Gran Campeón, que sería el número dos, y luego el reservado tres y cuatro. Después están las menciones. A veces no da para tener un premio pero alguna de sus características especiales amerita una distinción.
-¿Qué determina que un jurado sea bueno?
-No hay una escuela de jurados como sí la tienen quizás quienes se dedican a jurar animales grandes. Cincuenta años de trayectoria hacen que uno aprenda a mirar y a tener la vista hecha. Te das cuenta cuál puede ir para adelante y llegar a tener el premio de gran campeón y cuál no.
-¿Qué cree que debería pasar para que la actividad vuelva a los niveles en los que supo estar?
-Yo diría que el país mejore. Allí se va a volver a estar bien y se va a volver a criar más.