La invasión de Ucrania por parte de Rusia probablemente sea, en algunos años más, recordada como el primer episodio del surgimiento de la “guerra fría” entre EE.UU. y China.
Luego de los conflictos bélicos en curso y por venir, cuyo propósito final será terminar de reconfigurar el nuevo mapa geopolítico, tendrá lugar una “guerra comercial”, cuyo capítulo introductorio fue adelantado durante la gestión de Donald Trump.
Las disrupciones logísticas a nivel global experimentadas durante la pandemia y el conflicto ruso-ucraniano son también una suerte de “ensayo” anticipatorio del nuevo escenario que viene en camino.
Tal como sucedió durante la “guerra fría” entre Rusia y EE.UU., las dos potencias en pugna comenzarán a competir con fiereza por diferentes territorios tanto para acceder a los recursos presentes en los mismos como para asegurar mercados donde colocar sus productos.
Pero, a diferencia de lo ocurrido durante la primera “guerra fría”, en esta nueva fase, debido al avance tecnológico, el proceso de “desglobalización” será mucho más traumático para aquellas regiones que queden comprendidas en el área de influencia de un contendiente en particular. El crecimiento fenomenal del precio de los combustibles registrado en los últimos meses en la Unión Europea es una pequeña muestra de lo que se viene en ese sentido.
#GrandesTemasDeConsumo | El precio medio de la #gasolina y del #gasóleo en España ha escalado esta semana a un nuevo récord histórico.
📈#Gasolina: 2,117€ (+3,36%).
📈#Diésel: 2,003€ (+4,54%).
🔴Se "come" prácticamente la totalidad de la #subvención de 20 céntimos por litro. pic.twitter.com/JmL2XLXblk— ADICAE_Madrid (@ADICAEMadrid) June 17, 2022
Por supuesto, el nuevo mapa geopolítico contribuirá a que se reconfiguren las cadenas de suministros de uno y otro lado de la “grieta” y la eficiencia, en ese nuevo marco de acción, estará supeditada al factor territorial.
Sudamérica, tal como sucedió durante la primera “guerra fría”, será un territorio por demás apetecido por ambos contendientes, quienes emplearán todos los recursos económicos, políticos y culturales que tengan a mano para intentar colonizar los diferentes países de la región a través de gobiernos “títeres”.
En términos estratégicos, Sudamérica o al menos el Mercosur debería declararse como una “zona de paz” dedicada a brindar productos agroindustriales, energéticos y metalíferos que contribuyan a asegurar el bienestar de la población mundial, más allá de las diferencias que existan entre las distintas naciones.
Para que eso suceda, claro, es indispensable que los países de la región estén gobernados por una clase dirigente pragmática, responsable y profesional que esté plenamente capacitada para gestionar inversiones y oportunidades comerciales provenientes tanto de las zonas controladas por EE.UU. como de las que estén bajo influencia de China.
La Dirección General para Asuntos Económicos Internacionales de la Cancillería participó de la reunión con la Cámara de Comercio de Importación y Exportación de Alimentos y Productos Animales (CFNA) de China, la Embajada de Uruguay en China, UYXXI, MGAP y el sector exportador.
👇 pic.twitter.com/YGqw1G82fW— Cancillería Uruguay 🇺🇾 (@CancilleriaUy) June 16, 2022
Aquellos países que estén sujetos a gobiernos corruptos y despilfarradores, lo más probable es que terminen “subastando” el alineamiento geopolítico de la nación en cuestión por algunas monedas, liquidando así una oportunidad histórica, además de “importar” al territorio local un conflicto de orden global.
El gobierno de la nación asiática, presidido por Xi Jinping, acaba de lanzar al mar un portaaviones gigantesco que fue fabricado completamente en territorio chino (factor clave en el mundo que viene) y tiene como nombre a la provincia continental que está ubicada justo en frente de la isla de Taiwán, un territorio independiente que China reclama como propio. El que no puede ver en tales eventos las señales del mundo en el que viviremos próximamente, es porque está empachado de Netflix.
Vamos hacia un escenario en el cual los activos ficticios (el caso paradigmático es el de los criptoactivos sin respaldo) tenderán a desaparecer porque la salud de las economías estará directamente relacionada con el acceso a recursos críticos, como los commodities y los denominados “minerales raros”, pero también la tierra productiva y el capital intelectual.
En Sudamérica en general y el Mercosur en particular tenemos muchos activos esenciales en ese sentido, pero para que podamos hacer un uso pleno de los mismos se requiere contar con gobiernos que ejerzan la soberanía y no que la “rifen” al mejor postor por motivos declarados como políticos o ideológicos.
Constituirse en una “zona de paz”, por lo tanto, es lo más conveniente para cada uno de los habitantes de esta región del mundo en términos de desarrollo y seguridad. La historia nos vuelva a dar una nueva oportunidad. Depende solamente de nosotros saber aprovecharla.
Foto @GuilleRezola07