Laura Más nació en Capital Federal, creció en Córdoba, es ingeniera agrónoma y hoy trabaja en INTA Quimilí donde se dedica al análisis de suelos. Bromea que se quiere jubilar en Río de Janeiro.
-¿Por qué elegiste dedicarte al estudio de los suelos?
-Porque en la facultad fue una de las materias que más me gustaron. Y antes de entrar al INTA, trabajé en un laboratorio de análisis de suelos. Realmente soy una loca de la tierra y esto siempre me “tironeó”. Cuando llegué a acá, vine abierta a trabajar en cualquier área, pero terminé trabajando en “suelos”.
-¿Qué tipo de análisis se le puede hacer a un suelo?
-De todo tipo. Cuando trabajé en el laboratorio, me dediqué al análisis químico. Ahora estoy investigando la degradación física de los suelos, viendo la compactación. Porque el suelo que hallás debajo del monte santiagueño es una capa de suelo de unos 30 centímetros, que si lo agarrás se te desmenuza. Cuando vos desmontás, empezás a pasar máquinas, la lluvia le empieza a pegar directamente, la capa se va compactando y pasás a tener un “horizonte” de suelo de 20 a 25 centímetros.
-¿Qué es el horizonte de suelo?
-Llamamos “horizontes” de suelo a las diversas capas de suelo que podés diferenciar desde la superficie, profundizando hacia abajo. Si hacés un pozo en la tierra vas a encontrar primero una capa más oscura, negra, lo que indica que tiene más materia orgánica. Y hacia abajo vas notando que el color se va aclarando y vas diferenciando diversas capas u horizontes.
Mirá la entrevista a Laura Más:
-Uno debiera aspirar a que los horizontes superiores, que están más cerca de la superficie, sean los menos compactos, para que las raíces de los cultivos los puedan perforar.
-La parte mineral del suelo está conformada por arcilla, limo y arena. El limo está compuesto de pequeñas partículas, como las de la arcilla, pero en su consistencia, parecidas a la arena, de modo que no puede formar una estructura como la de la arcilla. Cuando uno compacta a la arcilla, ésta tiende a tener cierta resiliencia, de recuperar su estructura y volver a su estado natural. En cambio, el limo, no se descompacta solo. Y el problema de los suelos de esta zona, es que tienen mucho limo.
-¿Y qué pasa si un suelo se compacta demasiado?
-Empezás a tener problemas en el crecimiento de las raíces. Pero esto sucede cuando te toca un año de sequía. Porque cuando el agua sobra, el suelo no se compacta. Cuando te toca un año seco, las raíces no pueden profundizar y no llegan a tomar el agua necesaria. Hemos hallado raíces de plantas de maíz y de soja que, de ir creciendo de modo vertical hacia abajo, de pronto se desviaron en ángulo recto hacia el costado, por no poder perforar el suelo de tan compactado que estaba. Y acá se compactan apenas a 10, 15 o 20 centímetros de la superficie, son subsuperficiales.
-Y al no profundizar la raíz, influirá en su estado de salud, directamente en el crecimiento y en la productividad de las plantas.
-Con distintos productores estamos empezando a probar cómo descompactar el suelo. Estamos empezando a pasar el Paratil o el Paraplow. Éstos, son implementos de labranza que se utilizan cuando el nivel de compactación del suelo llegó a tal nivel grave que no permite la profundización de las raíces, cuando éstas no pueden penetrar más abajo. Estamos en las primeras experiencias viendo el rendimiento que tiene en el suelo. Porque en algunas regiones se está notando que el efecto de la descompactación se pierde en pocos meses y no les sirve para la siguiente campaña. Estamos buscando cuál puede ser la mejor práctica, por ejemplo, cómo combinar el Paratil con algún cultivo de invierno que genere descompactación biológica y muchas raíces. Lo mejor es evitar llegar a ese punto.
-¿Se puede evitar llegar a ese punto?
-En nuestra zona, como los suelos tienen una alta proporción de limo, son naturalmente susceptibles a compactarse, por lo que la prevención pasa por incluir en la rotación gramíneas que producen muchas raíces en forma de cabellera que reducen la compactación. Por ello la rotación tiene que incluir maíz y/o sorgo, y si el año lo permite, también cultivos invernales como el trigo o centeno.
-¿Además de la compactación, estos suelos tienen otros problemas?
-Sí, el de la erosión, principalmente la erosión hídrica. Por ejemplo, a menos que hayas hecho cultivos de invierno -que no todos los años se pueden hacer-, si te cae una lluvia de 100 milímetros sobre un suelo desnudo, sin cultivos implantados, se empiezan a formar canaletas, que al profundizarse, se vuelven “cárcavas”. Las cárcavas son el síntoma más grave de la erosión hídrica, cuando llegamos a este punto generalmente la situación es irreversible, ya que la formación de una cárcava implica que se socavó un canal y se perdió todo el suelo que ocupaba ese espacio.
-¿Se puede retroceder en esa instancia?
-Si la cárcava aún es pequeña, puede frenarse implantando alguna pastura que fije el suelo y evite que se siga perdiendo por erosión. Pero si progresa y se hace profunda, ya no hay solución al problema más que realizar obras de infraestructura que eviten que siga creciendo. Por ejemplo, para lograr recuperar ese terreno habría que traer muchas camionadas de tierra buena de otro lado. Y en primer lugar, rellenar la cárcava, lo cual es muy costoso.
-¿Y esto provoca daños a terceros que pueden ser graves?
-Acá no tenemos pendientes grandes, pero sí muy largas. Entonces al sumarse toda el agua de la pendiente, al final provoca un desastre. Y nuestro problema es que nuestras pendientes terminan en la provincia del Chaco, donde podemos provocar tremendas inundaciones. Con lo que además, perdemos eficiencia en el aprovechamiento de nuestro agua. Hay que evaluar si la sistematización de los campos agrícolas de nuestra provincia es suficiente para aprovechar toda el agua de lluvia o si son necesarias medidas adicionales, como la reimplantación de cortinas forestales o la construcción de embalses u otras obras de infraestructura.
-¿De qué depende?
-Requiere del estudio de la gran cuenca que representa el noreste provincial. Para ello es necesaria información básica de suelo y clima que actualmente estamos generando, a fin de poder modelar la cuenca y estudiar diferentes alternativas que nos permitan remediar esta situación.